Yo soy un hombre que tiene cierta fascinación por la muerte. Creo que no somos conscientes cuando nacemos, pero somos conscientes cuando nos petateamos, cuando abrimos esa puerta que nos lleva a lo que creo es la verdad absoluta y eso me parece una experiencia seductora. A propósito del suicidio de Alan García he escuchado y leído una serie de cosas; muchas de ellas marcadas por el odio al ex presidente, otras desinformadas y algunas absurdas e ignorantonas. Y como el tema me parecio interesante, me atrevo entrado el viernes santo, a bocetear algunas líneas sobre tan espinoso asunto.
Para comenzar, debo decir que en una sociedad marcada por el miedo, por el temor al castigo divino y yo no creo que se camine en la vida en función de miedos y que quien se suicida se vaya directamente al infierno. Soy católico, apostólico e hincha del Sport Boys del Callao -que vive una vez más el calvario que nos lleva nuevamente a la segunda división- y pienso en el contexto anterior, que no se puede generalizar sobre las razones que llevan a un ser humano a acabar con su propia vida. Y digo esto porque hay quienes dicen que lo de García fue un acto de cobardía para no ir preso. Si el suicidio fuera un "acto de cobardía" sería cobarde, el soldado que prefirio matarse antes de ser preso y victimado en medio de una guerra, el japonés que se hacía el harakiri en defensa de su honor o el enfermo que se practica la eutanasia para no sufrir ni hacer sufrir a los que le rodean. Hay un valor en ese acto, un razonamiento y una explicación y no simple cobardía. Eso es innegable.
La libertad humana que es el principio más importante de los que creemos en la existencia de un ser superior, permite tomar decisiones sobre nuestra propia vida -equivocadas o no- por razones diferentes, que nacen de problemas psicologicos, patologicos o de decisiones razonadas, basadas en valores, principios o en formas de ver la vida. La propia vida. Es Jean Paul Sartre y el existencialismo el que percibe el suicidio como una forma de expresión de la dignidad y la libertad humana; en otra perspectiva desde el existencialismo, para Albert Camus, es un fenómeno estrictamente personal, al que añadiria o mejor dicho reafirmaria en su caracter de conducta autodestructiva.
En el caso del Presidente García, insisto a partir de mi artículo anterior, que fue su "ego colosal", sus psicopatías y su patología y volubilidad, la que lo llevaron a un gran conflicto interno. Por lo general los políticos tienen una doble personalidad, son personas que estan fingiendo ser quienes en realidad no son; viven negando su realidad, mintiendo y escondiendo o maquillando su fragilidad humana. Ante la posibilidad de ser descubierto, de quedar en evidencia, de ser humillado; quien se sabia odiado, prefiere autoagredirse. El es su propio agresor y su propia víctima.Y hay un acto de romanticismo y de misticismo en medio de todo esto.
Para quien soñaba con la posteridad y con un lugar en la historia. Para quien conocía como político el arte de la manipulación, el suicidio es un "sacrificio" que bien vale la pena para el objetivo que anhela, porque sabe que le abre una vez más una puerta -esta vez sin retorno- a la impunidad y a preservar su imagen de dos veces ex Presidente del Perú, de líder y conductor del partido de masas más importante del Perú. La leyenda y el mito se comenzara a escribir en un país sin memoria colectiva y Alan García sera el Leguía o el Pierola del Siglo XXI. El suicidio lo preserva de la verguenza ante lo que dijo más querer, que son sus hijos. En la vanidad personal del personaje, probablemente se una el hombre y el cargo que detento y al que quería acceder por tercera vez.
Todos los seres humanos nos enfrentamos a nuestro demonios internos. A nuestra fragilidad. Hay una historia que esta por escribirse. Si Alan García es culpable de lo que se le imputa, el mismo se impuso -en medio de lo que lo atormentaba- una pena que termina siendo mayor que la carcel a la que su enemigos dicen que temía. Por preservar su imagen creo que principalmente frente a sus hijos aunque les termina causando un gran dolor. Por su vanidosa relación con el cargo. Por su obseción por la posteridad, ofrenda su propia vida.
Hay algo más preciado que la vida pregunto hoy que es Viernes Santo. Si por lo que hizo mal pago con ella; ya no caben odios ni reconcores ni manipular politicamente su muerte. Mi padre me solía decirme cuando yo era niño que "hasta el hombre más malo tiene algo de bueno". Y mi madre me enseño a no odiar. A estas alturas de mi vida, creo que en el caso de Alan García.....Su tumba merece paz. Y lo dejo allí.