Decía Michael Foulcaut (1) uno de los más importantes pensadores del Siglo XX, que un grupo de poder establece socialmente que es la verdad, que es lo bueno y aunque no hay una verdad absoluta, esa verdad relativa termina siendo impuesta al resto de la sociedad por el grupo que detenta el poder. Decía igualmente Foulcaut, que un grupo de poder a través del saber -que es la expresión del poder- establece no solo que es la verdad, sino que controla la voluntad y el pensamiento, generando a través de esa "verdad" un discurso que define las cosas por su opuesto.
Y digo esto, porque no hay lugar a dudas de que los miembros del MRTA que tomaron la Embajada del Japón eran terroristas, que secuestraron un grupo significativo de ciudadanos indefensos por un móvil político delictivo -que era la liberación de sus partidarios por un canje con los rehenes- que la sociedad peruana mayoritariamente estaba contra este grupo terrorista que sembró en el país sangre y dolor. Pero lo cierto y lo real, es que en el operativo de liberación de los rehenes, que fue indudablemente un acto de valor, que mostró el profesionalismo y la estrategia de un grupo de élite del Ejercito del Perú. Que lamentablemente significo muertos entre los civiles secuestrados y entre los comandos, significo también que los terroristas que se rindieron fueron ajusticiados, es decir los mataron cuando ya habían dejado las armas y estaban vencidos e indefensos.
Ese hecho; el del asesinato de los terroristas rendidos, que es un acto abominable en una sociedad civilizada y en un país institucionalizado porque va contra cualquier código de guerra o procedimiento policial -porque se trata de vidas humanas- se pretende negar, se pretende ignorar o minimizar desde el poder, porque supuestamente se afecta al Perú o al Ejercito del Perú como institución, porque "se trataba de delincuentes terroristas". Porque se afirma que se debe aceptar "sin dudas ni murmuraciones" que no hubo ni asesinatos ni "gallinazos" -los que entraron a matar y a filmar al final del operativo- porque los militares que participaron en la acción son héroes y no pueden estar sometidos a largos procesos judiciales que supuestamente los denigran.
Con este análisis no pretendo justificar los excesos del Congresista Justiniano Apaza que ve las cosas desde su perspectiva marxista y desde el folklorismo absurdo de la izquierda peruana. Pero lo cierto es que el poder en el Perú, la clase política en el Perú, los sucesivos gobiernos en el Perú, sin desconocer que fue un acto valeroso, que fue expresión del profesionalismo del ejercito, puede -o pudo hacer mejor dicho- que el Estado reconozca el exceso que se cometió contra vidas humanas, equivocadas, delincuenciales, perversas o como quieran llamarlos, pero vidas humanas al fin. Y eso ni se hizo, ni se hace ni se hara, porque como dijo una vez el ex Ministro de Defensa Flores Araoz, eso significaría "tener que pagarles una indemnización".
Ese hecho de reconocer más que errores delitos, no denigra ni al Ejercito del Perú, ni al Estado peruano, lo dignifica, pero quienes ejercen el poder el Perú, prefirieron una "verdad oficial". Una verdad que enfrenta los malos contra los buenos, que se pretende imponer para defender el statu quo, bajo el argumento o el discurso que a los comandos o al operativo, no se les puede criticar ni cuestionar nada porque se afecta al Perú, a la democracia, a las fuerzas armadas y a quienes estaban dispuestos a dar la vida por el país.
Desde el punto de vista legal, en una sociedad que priorice principios y valores democráticos e institucionalidad, los ajusticiamientos deberían ser sancionados. Desde el punto de vista legal, la responsabilidad fundamentalmente -en el caso que anotamos- solo seria penalizable en quienes ordenaron las muertes y los que los ajusticiaron tendrían inclusive, una responsabilidad reducida porque cumplieron ordenes. Pero durante todos estos años solo hemos visto que se quiere imponer una verdad, en medio de un discurso político donde la vida humana se define -como igualmente decía Foulcaut- por su opuesto y el terrorista es el malo y el comando el bueno. Todo lo anterior en un contexto en el que la condecoración pretende neutralizar al Poder Judicial para que no sentencie ni condene a nadie y para que la sociedad tome conciencia de que la verdad oficial es la verdad absoluta.
Lo concreto y lo real es que las fuerzas armadas tienen una función constitucional que cumplir. Que la intervención en la Embajada de Japón fue un operativo en concordancia con sus funciones constitucionales. Que un comando tiene que tener arrojo, valor, temperamento, entrenamiento y capacidad y que sabe muy bien que corre el riesgo de perder la vida, tan esa sí que antes de entrar en acción escriben una carta de despedida y que reconociendo el valor y el riesgo de los combatientes al entrar en acción, la ley para la declaración de héroes nacionales no se cumple. Es por ello que la condecoración en la ceremonia de reconocimiento en palacio de Gobierno, ha sido a la bandera del Comando Chavin de Huantar y no para declararlos héroes nacionales a quienes participaron en el operativo, que es lo que se busca por ley en el Congrezoo..
Creo que el país se siente orgulloso de ese operativo, de lo que represento en la lucha contra el terrorismo. Creo que todos los peruanos que aspiramos a vivir en un país en democracia repudiamos al terrorismo. Pero el final del operativo no puede esconderse debajo de la alfombra. No puede ignorarse que hubo ajusticiamientos extrajudiciales; que se asesino a los terroristas rendidos. Que sancionar ese hecho no es afectar el estado de derecho, ni ofender a las Fuerzas Armadas o denigrar a los Comandos. La "verdad oficial" es solo una verdad para imponerse en la sociedad. Una verdad que busca esconder hechos que manchan un operativo que tiene responsabilidades individuales. Una verdad a la que ayudan los excesos verbales de un político marxista de esos que de diverso pelaje caricaturizan la política peruana.
Para terminar citando a Foulcaut cuyas ideas matizan este articulo, se trata de asuntos de disciplinamiento social, de cumplimiento de roles De determinadas condiciones que no son las que inspiraron a Grau cuando rescato a los náufragos de la Esmeralda y cuando parte de la cultura de la época no eran los derechos humanos.
Para terminar citando a Foulcaut cuyas ideas matizan este articulo, se trata de asuntos de disciplinamiento social, de cumplimiento de roles De determinadas condiciones que no son las que inspiraron a Grau cuando rescato a los náufragos de la Esmeralda y cuando parte de la cultura de la época no eran los derechos humanos.
(1) Michael Foulcaut, Poitiers,Francia 1926-Paris 1982.
(*) Tras la publicación de este artículo el Congreso de la República declaro "Héroes de la Democracia" a los Comandos de Chavín de Huantar, contraviniendo lo preceptuado por la Ley 26841 y su Reglamento que crea el Consejo Nacional de calificación de Acciones heroicas, que define y norma la calificación para el otorgamiento de "Héroe Nacional". La norma indica que la solicitud se debe presentar de forma individual y detallar la acción que motiva el titulo.
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