viernes, 1 de julio de 2016

N° 429 - LA MARICUCHA

LOS "COMPAÑEROS DE VIAJE":


Me fue muy grato ver en el  facebook, en el día de su cumpleaños (30 de Junio) la foto de la Maricucha  -uno de mis mas cercanos y entrañables "compañeros de viaje"- y el que su recuerdo este en el corazón de la gente. Yo que soy católico, apostólico e hincha del Sport Boys del Callao; creo que después de la muerte solo hay el sheol, la nada y en eso tienen razón los Testigos de Jehova -por leer la biblia- a diferencia de los católicos, que creemos equivocadamente que las almas de muertos nos protegen. 
En el contexto anterior, estoy convencido que el único valor que tiene la muerte humana, es el luchar contra el olvido y como no somos una cultura que re-valore su pasado, no tenemos la costumbre de tener en el ámbito personal, un registro familiar de nuestros antepasados y lo que fueron nuestros bisabuelos o nuestros tatarabuelos. De como eran, que hacían, que comían, como vivían. Y por eso, tarde o temprano el olvido inexorablemente nos alcanza.

La Maricucha tendría hoy noventainueve largos años. Como los versos de Eielson, era una mujer silenciosa "callada como una columna de humo"; producto de esa educación de principios del siglo pasado, cuando el niño "educado", era el que no se movía, no pronunciaba palabra, no respiraba. Por eso digo que si mi primo "Chulín" hubiera nacido a principios del siglo pasado, hubiera revolucionado esos equivocados conceptos. A mi siempre me agrado que administrara sus silencios. No hablaba de lo que no sabía, ni pretendía saberlo todo u opinar de todo y aunque no era una mujer culta ni de una gran educación -en una época donde las mujeres solo estudiaban con las justas primaria o terminaban  la secundaria- eso le daba el "cache" que su atractivo personal irradiaba.

Ver su foto me genero un sabor especial. Allí estaba joven, probablemente recién casada  y es que hablando de fotos, yo solo tengo una  de cuando tendría diecisiete años, porque no hay más fotos de niña o de esas épocas de su vida. Nunca le pregunte porque. Y la razón fue siempre la misma, disfrutaba contar los días de la vida con su marido en la mina, los carnavales, los inviernos; y como yo también disfrutaba verla feliz, hurgando en sus recuerdos y escuchando sus historias, no había tiempo para las preguntas. Hay cantidad de fotos de esos días, cuando usaba pantalón y tomaba "Capitan" y fue feliz. 

La Maricucha fue una mujer amada, yo le decía que había sido un poco engreída, vivió bien y estuvo sobre todo y aunque cuando llegaron las "vacas flacas" le costo acostumbrarse, termino por adaptarse. Su esposo es otro de mis cercanos "Compañeros de Viaje", el que más ha influenciado en mi vida. Dice Sartre que "un hombre es lo que hace con lo que hacen de él". Y la mera verdad, es que le debo a este señor lo que me enseño de la vida en esas conversaciones en las que a puertas cerradas y a oscuras, echados en su gran cama matrimonial -hasta grande- yo metía mi cuerpo sobre su costado; le preguntaba y el respondía. Como un oráculo al que recurres para encontrarle respuestas a todo. Yo le sabía llamar "Compañero Jefe" y cuando así lo llamaba "me mandaba al carajo". Estando en el ejercito Don Eusebio, que combatió en el Conflicto con Colombia, vio morir varios compañeros en la Revolución de Trujillo y eso lo hizo antiaprista. 

Yo jamas entendí la forma de quererse de la Maricucha y de su marido; eran poco expresivos en público. De niño los escuchaba platicar largas horas por la noche y aunque afinaba mi oído nunca supe de que hablaban. Lo único que vi fue amor, respeto, consideración...... y esa "mala costumbre"  de ser "casero", de no pedir nunca cuentas de los gastos; algo que he continuado con mi mujer. Cuando yo se lo preguntaba, cuando le preguntaba sobre el exteriorizar sentimientos de amor -porque como familia eran ellos y sus hijos mayores un poco aburridos para mi gusto- él decía que eso formaba parte de su privacidad o "que él era así". Claro que yo sabia que eso es parte de su infancia, de padres castrantes, poco afectivos, en una época en la que "el chicote" y la dureza era parte de la educación familiar.

Yo debo confesar que no me gusta -no me ha gustado nunca- tener expresiones de amor en público -ni de joven me gusto la "manito sudada"- pero en privado y frente a mis hijos, no escondo jamas mis sentimientos, ni mis emociones y les he enseñado a no esconderlos. En honor a la verdad, a veces los quiero matar, sobre todo cuando me agarran mis cosas, pero luego recuerdo que son los hijos de mi mujer y se me pasa. 

Los grandes ojos de la Maricucha iluminaron mi vida. Era tan callada que yo no sabia cuando estaba mal o estaba bien y me costaba sacarle una muestra de cariño. Cuando quería "sentirla viva", como no podía hincarla con un alfiler, entonces la atrincaba, la apretaba fuerte contra mi pecho y la tumbaba para que me dijera que quería comer, si pizza, pollo o chifa. Mi complicidad con ella era dejarle un chocolate debajo de su almohada. Eran los tiempos cuando se le murió el marido y yo le decía que ese día se le acabo el mundo, que me hubiera gustado, que fuera una de esas matronas espartanas que mandaban en su casa. Por eso invente eso de la "Monarquía Constitucional" donde la reina reina pero no gobierna. Y yo fui su Primer Ministro, hasta el día de su muerte y trate de protegerla y hacerla feliz hasta los últimos días de su vida. 

Hay dos cosas que la Maricucha me enseño. A no guardar en mi corazón sentimientos de odio, de rencor o de revancha; y a dejar todo al tiempo. Yo creo que nosotros somos energía, que somos "compañeros de viaje" en nuestro tránsito a lo definitivo. Por eso yo no tengo ni padres, ni hijos, sino "Compañeros de Viaje" y entre ellos ocupa también un lugar especial, no solo los "compañeros" por los que vine a éste mundo, sino la "Compañera"  que me dio la vida -mi esposa- que es creo  lo único que es realmente mío, lo único que tengo y que espero me acompañe y me soporte hasta que estire la pata. Este 30 de Junio ha sido sin lugar a dudas un día diferente. Puedo escribir en un imaginario papel la permanente presencia de mi "Compañero Jefe"......y decirle   a la  Maricucha  -aunque se que no me escucha- "Te Quiero Mamá".  



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