martes, 24 de mayo de 2016

N° 426 - ADIOS MAESTRO

MURIÓ OSWALDO REYNOSO:



Ha muerto hoy, a los 85 años de edad, el maestro Oswaldo Reynoso (Arequipa 1931) y  no puedo quedarme callado o mejor dicho seguir callado. Seguir sin escribir nada, cuando la atención se centra en la mediocridad de la política criolla, en una instancia tan importante como la elección del Presidente de la República y eso te aburre, porque los candidatos no te ilusionan ni te deslumbran, ni te convencen y me parece increíble que se pueda elegir a quien es la heredera del régimen más corrupto del Perú republicano; algo que implica  que aunque dejamos de humillar la cerviz en el himno nacional, en los hechos la seguimos inclinando ante nuestra ignorancia, ante nuestra falta de memoria histórica y de dignidad como nación. 

Ha dejado de existir, uno de los grandes humildes escritores de un país donde la cultura no importa mucho, a punto tal que en éstas instancias electorales ni siquiera se menciona algo sobre política cultural; ignorando que la educación y la cultura pueden hacer que el pueblo tenga conciencia colectiva; que sepa elegir o valorar mejor al momento de elegir -como se va a hacer en los próximos días- al futuro Presidente de la República; y no aceptar ingenua y calladamente la mentira como verdad. 

Don Oswaldo Reynoso era un escritor de vanguardia, un hombre que revoluciono con su pluma la realidad que se transmite a través de la sensibilidad y la visión del escritor; lo que le valió muchas criticas, en una sociedad hipócrita y pacata, que a finales de los apachurrantes años cincuentas o a principios de los sesentas, no estaba acostumbrada a la temática sexual y se escandalizaba por las alusiones sexuales, por la homosexualidad -tanto o más que ahora- o por la retórica de "grueso calibre" dentro de una temática juvenil poco explotada en esas épocas, con sus jergas y sus modismos. 

El maestro Reynoso murió ejerciendo hasta sus últimos días su labor docente. Murió siendo un desconocido para el gran público que conoce y admira  o se preocupa por el día a día de Paolo Guerrero o de los protagonistas de los Programas Concurso de la tarde-noche. De su obra yo me quedo con "En Octubre no hay Milagros" por la vitalidad para narrar una continuidad de sucesos y la magistral forma de contar lo que pasa en un día de penurias para los sectores pobres de la urbe local. Todo lo anterior no significa ignorar la  belleza estética de "Los Inocentes" que es para muchos su gran novela. Hasta siempre Don Oswaldo.

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