martes, 10 de febrero de 2015

N° 387 - EL "DIALOGO DEMOCRÁTICO"....

DESDE LA PERSPECTIVA DEL INDIVIDUO, LA SOCIEDAD Y LA CULTURA:

Este año comenzó bastante movido. Días agitados, violentos, marcados por en lo internacional por la masacre de Charlie Hebdo, que puso frente a frente, en conflicto; el derecho a la libertad de opinión; el humor y la ironía de la crítica política. De una crítica política, que no midió el riesgo del radicalismo y la ortodoxia religiosa, que es intolerante a la critica y a la burla y que reacciona violentamente frente a lo que representa una ofensa y un agravio a sus dios, al ser supremo que adoran. Desde esa perspectiva lo sucedido en Francia no puede ser justificado pero si entendido; dolorosamente entendido diría yo; por quienes no comprenden que el fundamentalismo musulmán tiene una lógica, un razonamiento, una manera de actuar y de reaccionar, que es diametralmente diferente a los moldes occidentales, en un contexto en el que subestimarlo resulta provocador.

En ese contexto, en el Perú, el principio del año nos trajo igualmente más de lo mismo. El "fundamentalismo" de una clase política que no tiene la menor intención de cambiar, que se mantiene históricamente fiel a los "textos sagrados" que impulsaron su conducta política desde los inicios de la república. Fiel a su mediocridad, a su demagogia y a la defensa de determinados intereses, que no son necesariamente los grandes intereses nacionales; y que materializan un país sin institucionalidad, sin conciencia de país, ni concepto de nación, ni cultura cívica ni política.

Un país con una sociedad donde no hay una identificación del valor de lo colectivo, ni masas educadas. Y como no hay inteligencia entendida como valor colectivo de la sociedad, se insiste por ello desde el poder, en abusar y en subestimar la inteligencia y la paciencia de las masas; en pretender manipularlas; en el gesto y la pose demagógica y oportunista; en la pirotecnia verbal que no lleva a ninguna parte o que mejor dicho, lleva si al descrédito y al rechazo de la clase política. 

En una sociedad donde cada quien prioriza su interés personal. En un país donde el peruano esta acostumbrado a pensar primero en él, segundo en él y tercero en él. En un país que no ha sido capaz de plasmar una concepto de nación. Los "diálogos democráticos" como el de ayer, terminan siendo un sainete. La opereta de un país sin liderazgo en la Primera Magistratura de la Nación,  la comedia de un régimen -que busca una salida teatral para su desgaste y crisis de representación- con la complicidad de partidos que no representan a nadie, porque son franquicias electorales de cacicazgos políticos de diverso cuño. 

Madrigueras de "lidercillos" que por protagonismo mediático, llamándose seguidores de líderes históricos y de solera democrática, defensores de la libertad de expresión, se quedan pegados al piso de mármol de Palacio de Gobierno, cuando se manda desalojar a la prensa y no se transmite lo "importante" que supuestamente tenían que decir en pro de la "gobernabilidad del país". Todo esto después de escuchar la perorata de la Sra. Jara, que deja al descubierto el montaje de lo que era simple y groseramente propaganda gobiernista para lavarse la cara.

Un "dialogo democrático" en medio de una crisis que esta desgastando aceleradamente a un gobierno con denuncias de corrupción que pretende negar; un "dialogo democrático" de un régimen sin liderazgo, sin ideas y sin operadores políticos -que supuestamente busca superar la crisis- debió  contar (como se ha dicho hasta la saciedad) con las principales fuerzas de oposición. Sin ellas el "dialogo" no sirve o solo sirve para la utilización política de los mecanismos democráticos, para limpiar la imagen de un gobierno que utiliza los servicios de inteligencia para espiar a sus opositores y que cuando se ve descubierto, utiliza la mascarada de laconversa para un absurdo e injustificado cierre de la DINI, después de que la Primer Ministro afirmara sin inmutarse, que efectivamente su jefe despacha con el Presidente. 

La interacción del individuo, la sociedad y la cultura, son el resultado de la realidad que nos marca y condiciona como país.  Las  sociedades se perpetúan enseñando a los individuos de cada generación, las pautas culturales que deben tener en su interrelación entre ellos y como sociedad. Sin cultura -entendida como creación humana- no podría haber sistema social alguno, concepto de nación, visión orgánica de futuro. Sin una individualidad modelada por factores culturales y sociales, pero librada al elan vital personal, no es posible el liderazgo y la visión de quienes tienen que desempeñar un determinado papel en la sociedad. 

En un país donde se habla con ligereza y oportunismo de la necesidad de "emprendedores", cuando lo que necesitamos  es gente pensante: Individuos que configuren una clase dirigente, que no tenga exclusivamente como agenda el lucro personal, sino el diseñar la arquitectura de un país con educación, con parámetros culturales, para formalizarlo, institucionalizarlo y darle una visión sostenida de futuro. Lo que se hace prioritario y necesario, es iniciar una revolución que articule individuo, sociedad y cultura para construir un concepto de nación. Sin entender la magnitud del drama nacional, el país seguirá siendo el mismo. Con diálogos de sordos, con líderes de barro. Con caciques políticos en lugar de partidos de a verdad.


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