VIDA Y TIEMPO PARA TODOS:
Abro una vez más esa puerta imaginaria que me conecta con el tiempo; o mejor dicho, con tener conciencia de lo que representa el tiempo. Con esta vez, bajo el pretexto del nuevo año, la he abierto ya en cincuentainueve oportunidades y con el sabor y el sentido de supervivencia que desarrollamos con los años, espero seguir abriéndola miles de veces más.
Sentado frente a la computadora, recuerdo que hace treinta años -cuando peregrinaba cuatro o cinco veces a la semana hacia el Aeropuerto Benito Juarez de la Ciudad de México, buscando identificar peruanos; solo estando fuera somos conscientes que hablamos gritando, que así como los colombianos o los argentinos tienen su forma de hablar también la tenemos nosotros; para dejar en sus manos mis artículos, para que llamaran a mi casa y mi familia los leyera frescos- era imposible para mí, pensar que podías comunicarte con tanta gente al mismo tiempo, tener tanta gente delante tuyo. Tener sus rostros, sus deseos, las imágenes y las diversas circunstancias de su vida.
Esa posibilidad de sentirte unido o comunicado con tantas personas, es indudablemente el signo de los tiempos. De un tiempo que como decía San Agustín, desde la perspectiva de Dios no tiene pasado ni presente ni futuro y es una unidad en si mismo. Ahora que vivo tan aceleradamente, con los hijos de mi mujer -que también son mis hijos pero que prefiero tratarlos como "compañeros de viaje"- respirandome en la espalda y construyendo su propio tiempo; siento más que nunca, en fechas como ésta, que hay indudablemente tiempo para todo en la vida: Tiempo para nacer y tiempo para morir, tiempo para amar y tiempo para sufrir, tiempo para ilusionarse y tiempo para enfrentarnos a la realidad. La vida es finalmente tiempo. Y para estar a tono con la modernidad, un nuevo año es la posibilidad de sacar esa tarjeta que representa el crédito imaginario para seguir escribiendo tu propia historia. No importa como salga, lo importante es que tengas entre las manos hojas y papel.
Los rostros, los textos, las imágenes, los deseos de la gente que esta detrás de una pantalla; creo que finalmente nos representan esa cuerda imaginaria que une nuestras vidas. Circunstancias diversas, sentimientos, experiencias, hasta la humana curiosidad. Un año nuevo como el que comienza hoy día, es también esa mochila que abrimos para decir algo, para desear bienaventuranzas, para terminar dando vueltas sobre el mismo sitio. Para insistir finalmente, en la perogrullada en la que termino estas lineas al recordar que la vida es color y sabor, pero sobre todo tiempo. En amarillo o en rojo, donde quiera que estén. Un buen año o mejor dicho: Vida y tiempo para todos.
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