viernes, 10 de octubre de 2014

N° 375 - ELECCIONES 2014

BALANCE Y LIQUIDACIÓN:


Las pasadas elecciones municipales mantuvieron esa marcada diferencia entre la realidad de la ciudad capital y el interior del país. En el caso de Lima, una elección, corta porque le toco como antesala el Mundial de Brasil; aburrida porque hubo muchos candidatos para tan pocos políticos -con visión de estado y con criterio técnico- que terminan perdidos en medio de la polarización, farandulizando y caricaturizando la política, entre bailes y cantos, para esconder sus limitaciones programáticas. Una elección que no  perdió su carácter de previsible, por la gran diferencia en las preferencias de voto de  Luis Castañeda, pero que significo un quiebre en el sentido de la votación del vecino de Lima.

Por primera vez en muchos años o mejor dicho por primera vez en varias elecciones; el ciudadano vota en el tracto final de la campaña, por el candidato que mejor supo explicar su propuesta técnica. Un candidato que es el candidato del APRA, un partido al que  tradicionalmente el voto limeño le es esquivo. Y aunque el antiaprismo  en Lima es fuerte y diga que los votos obtenidos, son votos "exclusivamente" de Cornejo; lo real es que la votación del APRA se ha incrementado significativamente en Lima y siendo el partido de Alfonso Ugarte, un partido con una identidad definida y una militancia comprometida, altamente ideologizada y dura; quierase o no, así se diga que "son votos de Cornejo y no del APRA" esa votación va a ser capitalizada por el partido de la estrella y por Alan García de cara al 2016, porque éste es -además de sus innegables condiciones políticas- un político que sabe sacarle partido a la propuesta programática, a las visiones de país y siempre -por reflejos políticos- encuentra un camino por donde transitar politicamente.

Y lo preocupante de la elección de Castañeda, no es ese membrete de "roba pero hace obra"; es que si bien se ha avanzado en la lucha contra la corrupción, la impunidad, la falta de institucionalidad y el espíritu de cuerpo nos pasan la factura. Que seguimos girando  en función de los mismos nombres. Del hecho que la partidocracia limeña -en crisis permanente- muestra su falta de visión  de país (en este caso de ciudad)  su falta de cuadros técnicos y de renovación real, porque no se trata de poner simplemente jóvenes o mujeres en la lista por cumplir con la ley. Se trata de poner una cuota de genero en función de su capacidad, de su personalidad y de su proyección política. Lo concreto y lo real, es que  en una sociedad donde la clase política es mediocre, donde los partidos no forman, es imposible una renovación que se proyecte al futuro. Todo lo demás es cuento.

Luis Castañeda, ha mostrado fiel a su libreto, determinadas obras propuestas en la campaña,  que lo van a seguir marketeando como gestor, como un buen administrador de Lima, pero no como el transformador o el impulsor de Lima,  al concepto de gran ciudad, de la ciudad del Siglo XXI que desesperadamente necesitamos, en medio del lema de los socios y financistas brasileños de nuestra clase política: "Orden y Progreso". Y  en esa dirección, resulta obvio que a Castañeda; el fantasma de COMUNICORE lo va a perseguir en ésta gestión. 

Al final en Lima queda claro, que a diferencia de las provincias, en la gran ciudad, las campañas se tienen que ganar en los medios de comunicación, porque todavía no es el momento de las redes sociales aunque se reconozca en algo su influencia. Queda claro en ese orden y en esa lógica, que una campaña tiene que considerar en su conceptualización, que la mayor cantidad de votantes son jóvenes y que no se puede subestimar el nivel de información y de racionabilidad del elector considerando sus niveles socio económicos y su cultura. 

Que hay un electarado lo hay; pero también hay una lógica alrededor del voto que puede explicar por ejemplo la derrota de Santos en Pueblo Libre y la victoria de Santos en Cajamarca.

Y si del derrotado Santos de Pueblo Libre, al que lo vence el voto cruzado y el descontento encubierto; pasamos al victorioso Santos de Cajamarca. A una regionalización que ha levantado caudillos locales en un estado inexistente o sin mayor presencia. Caudillos que en medio de un lenguaje demagógico, radical, confrontacional y clientelista, se levantan como defensores de los intereses populares en sociedades poco educadas, insatisfechas y sin cultura cívico política. Masas que se encandilan ante el discurso efectista y la falta de institucionalidad y de partidos nacionales con casi ningún respaldo popular y sin un proyecto político consistente;  porque tampoco hay lideres locales de fuste y solera. En ese escenario, tenemos siempre un mesiánico líder local y un protector frente al estado que ven distante y a expensas de intereses particulares diversos. 

Que personajes prontuariados, radicales, rateros y demagogos,  sean autoridades locales y regionales o estén a punto de serlo, refleja la falta de conexión y de identificación de la política -entendida a totalidad- y de masas desencantadas con la política criolla, que se terminan disparando a los pies. La ignorancia aliada con el descontento popular y la insatisfaccion, terminan suiempre desnudando la falta de institucionalidad y postergando el futuro.

En ese tabladillo de ilusiones frustadas, la falta de reacción o reflejos políticos de los partidos representados en el Congreso es lamentable. El Sr. Ollanta Humala, en lugar de echarle la culpa al parlamento nacional de la elección de Santos en Cajamarca, debería tener iniciativa y presentar los proyectos de ley correspondientes, para evitar la reelección que priorice el proyecto al personaje; que evite que narcotraficantes,  aventureros, delincuentes de cuello y corbata o violadores "rehabilitados" se presenten como candidatos y elevar las vallas para que actúen en política, verdaderos actores políticos, gente decente y con capacidad y vocación de servicio y no los demagogos, los oportunistas, los improvisados y los partiditos parasitarios que tenemos, que no son otra cosa que membretes electoreros, que engañan al pueblo y que están controlados por cúpulas que responden a sus propios intereses y no a los grandes intereses nacionales. 

Una reforma a la Ley de Bases de la Regionalización es urgente. Una reforma a las leyes de instituciones que fiscalizan y controlan es prioritaria. Una modificación a los parámetros para elegir es vital, como lo son los cambios en la Ley de Partidos Políticos, que eviten el grosero, mercantilista y delincuencial manejo de las cúpulas enquistadas en ellos. Pero en un país donde la clase política, donde las cúpulas quieren mantener sus privilegios y la ciudadanía le da la espalda a la política y la democracia representativa se circunscribe simplemente al hecho de votar, esto e difícil. Para un partido como el PARTIDO NACIONALISTA, que tiene que comenzar a cuidarse las espaldas, en una sociedad donde lo que priman son los intereses personales y donde desde el poder se subestima al pueblo; este liderazgo programático es materialmente improbable. 

En el ámbito de la gran política nacional, mientras en las regiones solo tengamos caudillos locales sin articulación programática con un gran proyecto nacional y con el gobierno nacional, hay nuevas historias de corrupción, de incapacidad y de frustración por escribir. El viejo cuento de la "agenda pendiente" justificando nuestras limitaciones para liquidar esas excrecencias que se deben a la falta de institucionalidad, de educación, de cultura cívica y política, están latentes desde los inicios de la república.




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