POLÍTICOS, TECNÓCRATAS Y ELECCIONES:
Si uno analiza los planes de gobierno de los candidatos a los gobiernos regionales y a las alcaldías, en Lima y en diversos puntos del país. Si uno ve las listas de candidatos (en este caso hablo de Lima) puede darse cuenta que hoy en día, se esta muy lejos de aquella frase de Luis Bedoya Reyes, en el sentido de que "los técnicos se alquilan" . Y digo ésto, porque hoy los que compran o alquilan -lugares para candidatear- son los políticos; porque tratándose de ellos, lo que hay hoy en día, es mucho hueso y poca carne; porque lo que existe en estos tiempos en la política criolla, son aventureros, políticos improvisados, demagogos; partidos fachada, con candidatos que no dan la talla y la muestra más clara la tenemos en el Congreso que tenemos, en los congresistas que sufrimos con alguna lógicas excepciones.
Lo anterior, motiva una convivencia interesada, entre la clase política y la tecnocracia ligada al aparato estatal; que rota de gobierno a gobierno y que trabaja con cualquiera que detente el poder, sin ascos ideológicos y "por el bien del país", ante el hecho de que no hay tecnocracia propia capacitada en partidos políticos, que son una cueva de intocables, de intereses personales y de caciques que no quieren competencia en la interna. Cúpulas dirigenciales que van a tener un soporte técnico de calidad, solo en la medida que lleguen al poder, lo que implica, que como en los últimos gobiernos, eso de gobierno de partido, sea relativo y genere descontento partidario, como sucedió con los chakanos, con los apristas y con los militantes nacionalistas.
Esta convivencia anotada líneas arriba, que no es fecunda, porque termina siendo un híbrido de intereses a veces contrapuestos, no logra construir un proyecto nacional, porque en un país sin institucionalidad y con tantas desigualdades; en un país con masas sin educación, sin conciencia cívica y sin cultura política, ambos (pero sobre todo los políticos) le tienen miedo a la palabra liberalismo y proclamándose todos de "de centro" (sin saber definir lo que es) se sienten más cómodos con un mercantilismo, en el que ganan ambos; porque en ese marco siempre negocian. Siempre imponen el orden de las cosas, los que están más cerca del poder. Al final los partidos políticos en el Perú, son antidemocraticos y electoralistas en la interna, pero supuestamente, se vuelven "democráticos" y "tecnocráticos" al llegar al poder.
Esta tecnocracia ligada a la administración publica, de la misma manera que esta ligada a los grupos de poder y a las transnacionales que marcan la pauta en un mundo globalizado; consciente de la mediocridad y de las limitaciones de la clase política, se ha atrincherado y tomado el control de la economía, en medio de un estado que no responde a las necesidades de la hora presente; de un estado que desde la perspectiva de la clase dirigente, se va a parchar pero no se va a reformar; por demagogia, por taras electorales, por intereses diversos. Y porque finalmente, desde los inicios de la república, el poder y los beneficios han estado siempre en determinadas manos. Ese es el "piloto automático" que permite a la clase política vender una democracia, una inclusión y una institucionalidad de trastienda; que alborota, ilusiona o le da carácter de participativa a la democracia, por el solo hecho de votar.
Más allá de este espejismo, lo real es que en el Perú, si no hay un proyecto de nación, si no hay institucionalidad, no hay partidos políticos. Y por ello, en ese charco de ficciones, retozan alegremente, los caudillos y las cúpulas políticas, enquistadas en lo que parecen o se llaman partidos políticos. Colectivos donde se priorizan las formas sobre el fondo. Donde se maquilla demagogicamente el electoralismo, para que se le llame discurso político y democracia; para que el interés personal se bautice como interés común. Porque de lo que se trata, es de poner candidatos en todo el país, aunque estos sean de dudosa reputación moral, ignorantes o demagogos. Porque hacer política ya no es preparar programas, proyectos, propuestas; intermediar en beneficio del pueblo. Democracia es solo elecciones.
Por eso salvo honrosas excepciones, en elecciones como las que vienen, los planes de gobierno son un cúmulo de buenas intenciones. Propuestas sin factibilidad, sin financiamiento, que responden a la cantaleta desfasada de Misión-Visión, cuando hace tiempo que el Planeamiento Estratégico ha sido reemplazado en las sociedades más desarrolladas por el Pensamiento Estratégico.
Y en el escenario anterior, si uno analiza el nombramiento de Maria Solorzano como futura Presidente del Congrezoo, a pesar de que su único mérito, es ser una incondicional de Palacio de Gobierno. Si uno ve los Presidentes Regionales, presos por una regionalización impulsada sin condiciones y sin la imaginación y el soporte técnico-político, para que ésta funcione en favor del país y no en beneficio de caudillos regionales o de las burguesías locales. Si uno ve las documentadas denuncias hechas por trabajadoras de los Registros Públicos, donde caviares, apristas y nacionalistas, por compadrazgo y amiguismo, concurren en raterías y corruptelas. Si uno ve una Contraloría que no cumple su función fiscalizadora y un Presidente balvuceante y sin autoridad; queda claro que no esta lejano el día en el que este país con cifras en azul, sin capacidad de gasto y déficit de infraestructura, vuelva a ser, un país jodido, un país de desemperanzados, de agachados y de pobres. Porque si lo que más abunda es una clase política mediocre, corrupta y angurrienta de poder; nunca de la mediocridad va a salir un país democrático, inclusivo, con instituciones sólidas, con crecimiento y desarrollo sostenido. Y se da pie a la llegada en un futuro cercano, de un aventurero, de un mesiánico demagogo, que como Chávez en Venezuela, imponga visiones trasnochadas, en medio de un discurso político efectista, para una sociedad hastiada de su clase política.
Hoy que la ley permite la reelección de funcionarios, que han amasado grandes fortunas trabajando solo al "servicio del pueblo"; hoy que vemos candidateando a gente con antecedentes judiciales y prontuario en lugar de curriculum; la sociedad civil no puede permanecer impasible ante estas viejas formas de hacer política, basadas en la demagogia, en el engaño, en la frase de cliche y en el electoralismo clientelista. Con partidos políticos que no son tal, no va a salir nunca de ellos, reformas políticas que le quiten los privilegios a las cúpulas. Eso es claro. Y por ello se tiene que dar la batalla. Se tiene que ser consciente en la necesidad de tener partidos políticos de a verdad. Se tiene que ser exigentes en la seriedad de las propuestas que signifiquen otorgar el voto.
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