LA REFORMA UNIVERSITARIA:
Hace más de treinta dos años deje la universidad. Y mi experiencia en ese ámbito, en el que a diferencia del colegio siempre me sentí cómodo y fui feliz; tiene que ver con la universidad pública y con la universidad privada, al estudiar en ambas (al mismo tiempo carreras distintas) tratando de recuperar los tres años que perdí en el colegio, por relajado, por mal alumno -que no es lo mismo que ser bruto- por vale madre y por jodón.
Esos eran tiempos donde era realmente difícil entrar a la universidad. Y no como ahora, que uno puede entrar sin dar examen o con exámenes en los que el postulante se va de alivio, en un mercado donde se ofrecen títulos profesionales, con clases virtuales, en menor tiempo que la modalidad presencial y con pensiones que se propagandizan por su bajo costo (las hay de S/.150.00 a las que solo les falta regalar un televisor HD por inscribirse como postulante) universidades que funcionan en locales inimaginables, como la Facultad de Enfermería de la Universidad San Juan Bautista, que tiene una filial en un Centro Comercial que está en la Av. Carlos Izaguirre, al costado de la Corte Superior de Lima Norte y donde las aulas son tiendas o locales comerciales.
Lo real es que la universidad en el Perú esta en crisis porque la educación está en crisis. Que la educación esta invadida por el mercantilismo que vive el país, que en cualquiera de sus modalidades se ha convertido en un buen negocio. Como abogado me ha tocado casos, en que universidades como ESAN, ignorando que son instituciones sin fines de lucro, cobran pensiones no pagadas, demandando judicialmente, intereses compensatorios y moratorios y pidiendo que se inscriba la demanda en la Cámara de Comercio de Lima, como si fuera una entidad financiera y bancaria.
Es en un tema como la educación, que se ve la falta de un proyecto nacional, la miopía de la clase política, la carencia de políticas de estado de largo plazo, el inmediatismo y la soberbia del poder. El nacionalismo mercantilista de los Humala-Heredia, ha impuesto una ley que si bien es necesaria, no soluciona nada; que burocratiza y regula una actividad, en la que entre otras cosas, se necesita maestros y no profesores. Yo no creo en el concepto de la universidad popular. Creo que la universidad debe ser para las élites, pero no para las élites económicas sino para las intelectuales. Lo que importa es el carácter formativo, la ilustración, el conocimiento. El título profesional depende de la constancia, de una situación personal, pero queda el conocimiento, la experiencia; el proceso de aprendizaje, si se pasa por una universidad de verdad.
En un país donde hay una serie de burros que son "doctores"; de políticos que son "honoris causa"; de analfabetos pasivos, porque solo juegan "Dotta", ven "Combate" y no leen; en un país de universitarios de cartón, porque lo único que quieren es el título profesional, que da estatus y supuestamente mejora económica; la reforma de la educación de manera integral es urgente. El sistema universitario actual, nos ha dado chóferes, que siguen cometiendo infracciones de tránsito; bachilleres que se desacomodan ante cualquier conflicto y le sacan la fulera a cualquier ciudadano. Y hasta "autodidactas" que ponen en su CV estudios universitarios que nunca hicieron, que dan la imagen de lo que no son, que tienen un rollo efectista y por eso terminan como Congresistas, como Presidentes Regionales, como Alcaldes o como funcionarios públicos, amasando una fortuna personal que nace del "servicio a la comunidad".
Una solución temporal, en medio del tiempo que demore la búsqueda de soluciones realistas y consensuadas, es que en principio se aparten los intereses particulares que tienen poder político y bancada personal. Que se desarticulen las mafias de catedráticos, que han tomado el poder y controlan algunas universidades públicas y privadas, en aras de la "autonomía". Contratar una institución extranjera de prestigio -léase universidad- que evalué el servicio educativo de las universidades y sancionar las deficiencias, con multas que pueden desembocar en el retiro definitivo de la autorización. Impedir que se formen nuevas universidades por lo menos en veinte años. Incrementar el presupuesto de la universidad pública y orientar la educación superior a las necesidades del país en lo técnico y en lo científico. Obligar a que las existentes tengan la infraestructura adecuada para la labor educativa.
Yo tengo un afecto especial por la universidad, por la vida universitaria. Allí me sentí libre, conocí ese amor de juventud que aunque no se queda con nosotros nos marca para siempre, los amigos y condiscípulos de los que hasta ahora disfruto de su amistad. Un espacio donde los diez rojos de once cursos de la época del colegio fueron anécdota e historia. Me hubiera gustado enseñar en la universidad, ser profesor universitario, pero lo que ofrecían hace treinta años, era tan poco -como lo es ahora- que como no me gusta el sacrificio, ni la imagen; preferí que el abogado que hay en mí mantenga al escribidor; salvo en mis días en México, donde supe que se podía vivir de escribir.
Este es un país donde algo cambia para que todo siga igual. Creo por ello, que nos merecemos una universidad en el Perú, que sea un laboratorio de ideas, de dialogo y de debate. Una universidad que forje una verdadera clase dirigente, para que no nos refugiemos en eso de "país de emprendedores" que pueden ser personas que generan riqueza, que dan empleo, pero no diseñan un proyecto de país, que no construyen una nación. Como este es igualmente un país de complejos adánicos, el 2016 tendremos un nuevo gobierno, una nueva ley. Un comenzar de nuevo.Tal vez para entonces las fabricas de profesionales hayan aumentado la producción...................... sin mejorar la calidad del producto.