domingo, 23 de febrero de 2014

N° 343 - VENEZUELA

MADURANDO EL FUTURO:

El poder, las visiones adánicas,  las ideologías, los intereses, la personalidad del individuo, la institucionalidad, la sociedad y el estado, son conceptos que generan situaciones políticas, hechos históricos. La crisis venezolana, es el resultado de un proceso político, social y económico, en el que lo que esta en debate, es el concepto de la democracia representativa, a partir de lo que se ha llamado "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" del que hablaba tanto Hugo Chávez y que hoy repite Nicolás Maduro.

A partir del desgaste de la clase política tradicional, de la debacle  del ACUERDO DE PUNTO FIJO que genero la caída de Pérez Jimenez y el bi partidismo llanero, que termino con un gran descontento social, con grandes niveles de despilfarro de recursos públicos y de corrupción; Venezuela se encontro en una coyuntura política que le dio la espalda a la política tradicional y con ciudadanos a la búsqueda de un líder mesiánico que genere el cambio y que se detuvo en la figura de Hugo Chávez. En la construcción de un proyecto político bolivariano, socialista, basado supuestamente en criterios de igualdad y de mejores condiciones de vida, que terminarían democratizando las decisiones de  poder y construyendo una sociedad sin diferencias de clase ni desigualdad.

El problema es que estos conceptos son históricamente un mito. Que la realidad venezolana muestra un país fraccionado, un gobierno sustentado en el poder militar y popular  de las milicias urbanas. En el clientelaje popular de las masas empobrecidas a las que Chávez reivindico, pero favoreció también demagógicamente, fracturando el equilibrio económico, la riqueza y la estabilidad que da el petroleo. Frente a un país que como Venezuela no es una republiqueta, el drama llanero tiene que ser obligatoriamente enfrentando por la comunidad internacional,  desde la formal regulación del derecho internacional que determina las relaciones entre los estados. Respetando el principio de soberanía y la no intervención en asuntos internos de otros países, más allá de las folclóricas declaraciones de la política de consumo interno y de las muestras de preocupación o  buenos oficios de la opinión pública. 

El punto de quiebre, puede y debe darse en la medida que los derechos humanos, las libertades democráticas, los valores y los principios se vean desbordados por el autoritarismo y el abuso del poder. En las contradicciones internas del propio régimen, en la falta de liderazgo y en la fragilidad y en la realidad del día a día esta la mayor debilidad del régimen de Maduro para mirar con optimismo el futuro. Las dictaduras tarde o temprano terminan siendo una historia negra.


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