Pensaba no escribir por algunos días, darle un pequeño descanso a mi pluma, para dedicarme por entero a mi labor como modesto abogado del pueblo y preparar mis expedientes para el impulso de reglamento en el principio del año; pero la conferencia de prensa de Ollanta Humala y luego la juramentación de su esposa, Doña Nadine Heredia, como "Presidenta" del Partido Nacionalista, me impulso a poner en tinta sobre papel, mis ideas sobre el tema.
En principio, el asunto de la concentración de medios, es desde mi punto de vista y para decirlo de la manera más simple posible, un asunto de empresarial piconería criolla, al ganarle la mano el grupo El Comercio al grupo La República y esto porque el conglomerado de la familia Mohme tiene también un alto indice, del porcentaje de diarios de circulación nacional y es copropietario con el Grupo el Comercio, de CANAL 4 y Canal N.
Y ademas de lo anterior, porque si de calificativos se trata, el Diario Correo en manos de La República merecería el mismo término. Un calificativo que no tiene un sustento legal o constitucional, sino que es un cliche periodístico, que busca influenciar en la opinión pública para lograr el repudio de la compra que ellos no pudieron realizar, mientras que en los círculos periodísticos o de poder, cada quien jala agua para su molino.
El Art. 61º de la Constitución, habla de que los medios de comunicación no pueden ser objeto de exclusividad, de monopolio ni de acaparamiento por parte del estado o de particulares. Y la palabra acaparamiento es aquí presentada como una reiteración de la palabra monopolio, porque el significado de esta palabra (acaparamiento) tiene que ver con apropiarse en totalidad.Tener un gran numero de medios de comunicación no es monopolio, no es exclusividad, en un contexto donde prima la libertad de expresión, de contratación y de empresa. Que el periodismo es un negocio que implica una cuota de poder, un instrumento importante para negociar con él o una influencia importante en las decisiones del poder es otra cosa.
Y ademas de lo anterior, porque si de calificativos se trata, el Diario Correo en manos de La República merecería el mismo término. Un calificativo que no tiene un sustento legal o constitucional, sino que es un cliche periodístico, que busca influenciar en la opinión pública para lograr el repudio de la compra que ellos no pudieron realizar, mientras que en los círculos periodísticos o de poder, cada quien jala agua para su molino.
El Art. 61º de la Constitución, habla de que los medios de comunicación no pueden ser objeto de exclusividad, de monopolio ni de acaparamiento por parte del estado o de particulares. Y la palabra acaparamiento es aquí presentada como una reiteración de la palabra monopolio, porque el significado de esta palabra (acaparamiento) tiene que ver con apropiarse en totalidad.Tener un gran numero de medios de comunicación no es monopolio, no es exclusividad, en un contexto donde prima la libertad de expresión, de contratación y de empresa. Que el periodismo es un negocio que implica una cuota de poder, un instrumento importante para negociar con él o una influencia importante en las decisiones del poder es otra cosa.
La pugna comercial entre las dos más importantes, empresas periodísticas del mercado que impulsa La República, quien utiliza a sus empleados, a sus amigos, a personajes afines a determinados intereses; parte de la premisa que esta es una sociedad de ignorantes, de gente sin cultura cívica y política, a quien se le puede manejar y manipular editorialmente de distintas maneras. En el contexto anteriormente descrito, si bien esta es una sociedad sin cultura cívica ni política y una sociedad de masas manipulables; la prensa no gana una elección, la prensa sociologicamente, psicologicamente, emocionalmente, no ocupa el lugar de los políticos y de la política (por más que hoy sean la prensa el principal opositor de la clase política) y la prueba esta en la derrota de Vargas LLosa, que teniendo la gran prensa a su favor, fue derrotado por Fujimori.
Ese carácter irreemplazable del líder, del político, de los partidos; hace necesario que tengamos partidos políticos de a verdad, que los partidos formen cuadros, que se institucionalicen y no estén carcomidos por la mediocridad y la ignorancia. Que no sean en suma, clubes de amigos, ni que estén conformados por personajes, que no saben ni donde están parados, pero que hablan tontería y media con aires de suficiencia y de conocimiento político. Puede el Diario El Comercio, decir lo que quiera sobre la Presidencia de Nadine Heredia en el partido nacionalista o sobre las declaraciones de Humala, en torno a la seguridad ciudadana o sobre tal o cual candidato; pero la gente va a estar más atenta a lo que diga Alan García, Lourdes Flores u otros líderes o actores políticos o al debate político y al posicionamiento de los partidos, con relación a temas diversos de la agenda. Por más ignorante que sea el pueblo, hay una sabiduría popular, que resulta definitiva. Vox Populi, Vox Dei decían los romanos. Gracias a dios no somos todavía una república bananera, aunque nos parezcamos bastante.
La libertad de empresa, la libertad de contratación entre los marcos de la ley y de la legalidad, no pueden ser cuestionados. Mientras no exista un monopolio (que no es el caso) la adquisición de acciones del grupo El Comercio en EPENSA es legal y una ley a la manera chavista para controlar los medios de comunicación, sería un hecho grave para la democracia peruana. Las declaraciones de Humala repudiando la compra son en ese sentido un atentado a la libertad de empresa y de expresión y una vez más, estamos frente a una infeliz declaración del mandatario.
Para una democracia gobernada con un sesgo autoritario, que da señales de buscar perpetrarse en el poder y que ahora de manera monárquica, sin temor al que dirán, sin sentido común, ni criterio; nombra a la esposa como "Presidenta" del partido en el poder -con lo que va a haber una sobre exposición del trabajo político, una utilización política y clientelista del cargo de Primera Dama en busca de la llamada reelección conyugal- hay una peligrosa concentración de recursos del estado y de poder con fines personales o de grupo, que no puede aceptarse.
Para una democracia gobernada con un sesgo autoritario, que da señales de buscar perpetrarse en el poder y que ahora de manera monárquica, sin temor al que dirán, sin sentido común, ni criterio; nombra a la esposa como "Presidenta" del partido en el poder -con lo que va a haber una sobre exposición del trabajo político, una utilización política y clientelista del cargo de Primera Dama en busca de la llamada reelección conyugal- hay una peligrosa concentración de recursos del estado y de poder con fines personales o de grupo, que no puede aceptarse.
Si bien es cierto que en las palabras, los esposos Humala Heredia -que sin rubor dicen "gobernar en familia"- niegan un intento de perpetrarse en el poder; con los hechos alientan una reelección conyugal, que parece innegable, ante la ausencia de un líder carismático y con poder interno suficiente para tomar en la interna del Partido Nacionalista, la posta de Humala y ser de manera exitosa su reemplazante en Palacio de Gobierno. Humala puede minimizar Conga, puede minimizar el grave problema de seguridad que tenemos. Lo que no va a poder minimizar es que de su famoso sobre nombre de "Cosito", ha pasado a palabras mayores. Como su desaparecido héroe llanero o su amigo Fidel Castro, ha pasado a decir "Cosa más grande la Nadine chico".
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