Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, publicitaron en pasados días, una pintoresca nota, sobre un empresario norteño de 43 años, casado; que cuando contraía (sin haberse divorciado ni anulado el acto religioso) matrimonio civil y religioso en Chimbote, con una agraciada joven de 19 años (suerte de algunos) le cayó la caballería; esto es su mujer, sus hijas y la familia de la primera consorte, quienes bayoneta en mano, pretendieron ingresar violentamente al local donde se llevaba a cabo la fiesta, protagonizando un mayúsculo escándalo, que acabo no solo con el mobiliario del local, sino con la fiesta que recién comenzaba; pero no con el amor de los contrayentes, quienes esperan después de la nulidad de matrimonio religioso y del divorcio en lo civil, volverse a casar por civil y por la iglesia.
Ese hecho, me trajo a la memoria que en la historia peruana y latinoamericana, si bien hay políticos que por lo general tienen dos o tres esposas (lo que popularmente se llama "canales") o hijos, que esconden o que después terminan reconociendo; hay un personaje que se caso 23 veces y que tuvo un montón de hijos. Ese no es otro que "El Centauro del Norte", Don Doroteo Arango Arambula, más conocido como Pancho Villa.
Nacido en Durango en 1876 (la tierra de mi siempre recordada y querida Flor de María Nevarez de Gómez) Don Pancho Villa es uno de los líderes históricos de la Revolución Mexicana; un campesino ignorante, que en 1910 se unió a Don Francisco Madero en la lucha contra Porfirio Díaz y que posteriormente lucho contra el tirano Victoriano Huerta, con su propio ejercito, la famosa "División del Norte".
Villa era un hombre polémico, un personaje singular, una especie de Robin Hood mexicano, que pudo tener poca instrucción, pero que tuvo siempre mucha sensibilidad social y que cuando fue Gobernador Provisional de Chihuahua, no solo mostró su capacidad administrativa, organizando el erario público y abaratando los alimentos; se preocupo por la educación pública (construyendo colegios y mejorando los sueldos de los maestros) y por los derechos de los sectores más pobres, fundamentalmente los campesinos; a pesar de que con las justas sabía firmar y que aprendió (ya mayor) no solo a leer, sino a disfrutar del placer de la lectura.
Don Pancho Villa, fue en el contexto anterior, un hombre muy apasionado en su vida, un individuo que es considerado de muchas maneras, como guerrillero, como bandolero, como caudillo, como revolucionario, pero en todas esas facetas, a las que hay que sumar la de comerciante, se destaco por su carácter y por su firmeza para tomar decisiones.
Pero Pancho Villa fue también un hombre enamoradizo o para decirlo de otra manera, muy dado a los placeres de la carne, que no tuvo reparos en abordar a cuanta mujer le gustaba y a eliminar los obstáculos que hubieran para llevarlas a la cama; lo que significo que terminaran tres metros bajo tierra, esposos, hermanos o familiares que se opusieran a los caprichos carnales del Centauro del Norte. Por último, superados estos obstáculos, si el problema era el pecado, el matrimonio, el entregarse sin estar casada, Villa se unía con ellas por civil y por la iglesia, razón por la cual se caso 23 veces (con una de ellas se caso dos veces al no recordar que la había desposado años atrás) bajo el argumento de que quien estaba en pecado era él, porque las féminas pasaban por las armas de acuerdo a la ley de dios y de los hombres.
Don Francisco Villa, quien a lo largo de su vida se había ganado muchos enemigos por su accionar sanguinario, fue asesinado en su rancho de "El Parral" el 20 de Julio de 1923, dejando 23 viudas y 27 hijos, el último de los cuales, Ernesto, murió a los 94 años en diciembre de 2010. A propósito de Don Francisco Villa, una de las mejores biografías es la escrita por el Don Paco Ignacio Taibo II, hijo de mi maestro en la Sección Cultural de EL UNIVERSAL, Don Paco Ignacio Taibo I, en cuyo homenaje, recordando su "El Gato Culto" hay en éste blog "El Buho Hablador".
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