De Ollanta Humala, se pueden decir muchas cosas; que es un hombre que no tiene carácter; que es un mandilón; que en sus formas de comunicarse con la población, es un auténtico cachaco con poder; que es retorica e intelectualmente, duro y poco cultivado; que no tiene talla de estadista; pero lo que no se puede decir de él y menos negar, es que Humala es todo un artista en dispararse a los pies. Esa declaración de que "ya llegó la crisis económica", cuando a pesar de la crisis externa, crecemos todavía a 5.2%, es el mejor ejemplo de lo anterior; no solo porque genera desconfianza en los diversos actores económicos y afecta los mercados y la inversión; sino porque además de ser una declaración irresponsable, partiendo de quien ejerce la Presidencia de la República, es bastante torpe por no considerar que con ella le presenta un gran flanco a la oposición, que va a resaltar (tal como se ha dado) que la declaración, busca esconder o maquillar la falta de obra pública, la carencia o la timidez frente a las inversiones y el eclecticismo de un gobierno que administra la cosa pública sin imaginación y talento político, un gobierno que cree que el asistencialismo es inclusión y que no tiene un rumbo definido a dos años de gobierno.
Y la declaración de Ollanta Humala, no es sino la comprobación de que lo que hay, es una gran crisis política; una crisis de liderazgo, de falta de cuadros políticos, por la ausencia de operadores políticos que sostengan el proyecto de estos cinco años de gobierno. Una crisis de sentido común y percepción de lo que es la política, porque Humala, sus opacos ministros y sus mediocres congresistas, en lugar de entender que gobernar es el arte de la negociación, se han dedicado a enfrentar al APRA y al fujimorismo, a pelearse por todo y con todos; y cuando han buscado conciliar, lo han hecho en groseros y grotescos términos de reparto o repartija de poder, que terminaron desacreditando a un más a la clase política.
Y lo más preocupante de todo esto, es la soberbia para ejercer de manera poco inteligente el poder, pues acorralado por la baja significativa de popularidad, Humala no solo esconde a su mujer, que puede no aparecer en público, pero que sigue mandando y gobernando en privado; sino que hace que un desgastado y desacredita Primer Ministro como Jimenez, , extiendan una rama de olivo a la oposición que ha enfrentado. Por lógica elemental, por sentido común, gente como Jimenez y como Cateriano, no son los mejores hombres para buscar el consenso, para tender puentes con una oposición que han fustigado, sin considerar la majestad y ubicuidad que requiere el cargo. La obligada reconciliación con la oposición, por parte de un gobierno que comienza a mostrar sus carencias, necesita no solo poner sobre la mesa la hoja de ruta, sino nuevos operadores políticos que generen confianza y credibilidad.
El problema es que este gobierno, no se rodea ni se asesora por gente capaz, sino que recurre a los Arbizus y a los Villafuerte de siempre; que si no hay partidos políticos en el Perú, por ende no hay partido de gobierno y la demagogia y el tremendismo ideológico de los Humala, es el que le dio al Perú la bancada cocalera en el Congreso que hoy repudiamos. porque como en las mejores épocas de Alejandro Toledo, hay negocios de familia hasta para el caneado Antauro Humala, asociado con gente impresentable, que se ufana de haberlos apoyado para llegar al poder y que se cree por ello, con derecho a la impunidad. El problema es que este es un gobierno mediocre y la mediocridad con poder es peligrosa.
Al final esta crisis política, que nos lleva al "ya llegó la crisis económica" de Ollanta Humala, es el resultado de la histórica crisis ética y moral que nos aqueja desde principios de la república; de la falta de institucionalidad; de la escasa cultura cívica y política, de la ausencia de un proyecto de país, en el que la educación sea el pilar de la construcción del futuro, porque sin cuadros, sin élites y sin líderes no hay destino posible y seguirán nuestros gobernantes, llenándose la boca de que hay una gran clase media (considerándola solo en función del ingreso económico) cuando esta tiene un componente intelectual, educativo, cultural que esta hoy ausente y que es el que impulsa la visión y la construcción de futuro.
Mientras haya crisis política en el Perú, crisis de liderazgo, crisis de la clase dirigente, crisis de los partidos. Mientras no haya un proyecto nacional, ni reformas significativas en educación y en cultura, para que las masas dejen de ser ignorantes y manipulables, y empujen a la clase política a construir el país que merece nuestra historia; la crisis económica y el regreso al pasado va a estar siempre presente.

Y lo más preocupante de todo esto, es la soberbia para ejercer de manera poco inteligente el poder, pues acorralado por la baja significativa de popularidad, Humala no solo esconde a su mujer, que puede no aparecer en público, pero que sigue mandando y gobernando en privado; sino que hace que un desgastado y desacredita Primer Ministro como Jimenez, , extiendan una rama de olivo a la oposición que ha enfrentado. Por lógica elemental, por sentido común, gente como Jimenez y como Cateriano, no son los mejores hombres para buscar el consenso, para tender puentes con una oposición que han fustigado, sin considerar la majestad y ubicuidad que requiere el cargo. La obligada reconciliación con la oposición, por parte de un gobierno que comienza a mostrar sus carencias, necesita no solo poner sobre la mesa la hoja de ruta, sino nuevos operadores políticos que generen confianza y credibilidad.
El problema es que este gobierno, no se rodea ni se asesora por gente capaz, sino que recurre a los Arbizus y a los Villafuerte de siempre; que si no hay partidos políticos en el Perú, por ende no hay partido de gobierno y la demagogia y el tremendismo ideológico de los Humala, es el que le dio al Perú la bancada cocalera en el Congreso que hoy repudiamos. porque como en las mejores épocas de Alejandro Toledo, hay negocios de familia hasta para el caneado Antauro Humala, asociado con gente impresentable, que se ufana de haberlos apoyado para llegar al poder y que se cree por ello, con derecho a la impunidad. El problema es que este es un gobierno mediocre y la mediocridad con poder es peligrosa.
Al final esta crisis política, que nos lleva al "ya llegó la crisis económica" de Ollanta Humala, es el resultado de la histórica crisis ética y moral que nos aqueja desde principios de la república; de la falta de institucionalidad; de la escasa cultura cívica y política, de la ausencia de un proyecto de país, en el que la educación sea el pilar de la construcción del futuro, porque sin cuadros, sin élites y sin líderes no hay destino posible y seguirán nuestros gobernantes, llenándose la boca de que hay una gran clase media (considerándola solo en función del ingreso económico) cuando esta tiene un componente intelectual, educativo, cultural que esta hoy ausente y que es el que impulsa la visión y la construcción de futuro.
Mientras haya crisis política en el Perú, crisis de liderazgo, crisis de la clase dirigente, crisis de los partidos. Mientras no haya un proyecto nacional, ni reformas significativas en educación y en cultura, para que las masas dejen de ser ignorantes y manipulables, y empujen a la clase política a construir el país que merece nuestra historia; la crisis económica y el regreso al pasado va a estar siempre presente.
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