sábado, 1 de mayo de 2010

N° 106 - RATAS DE DOS PATAS


LOS PUEDE MANDAR A LA C. DE SU MADRE:
PERO NADIE LE CREE




La clase política peruana es sinceramente pintoresca, huachafa, demagoga. A nuestros políticos (con honrosas y escasas exceciones) les encanta el gesto y la pose, el figuretismo, el exceso de retórica y el histrionismo, aunque caiga en el ridículo. Con partidos políticos capturados por mediocres y aventureros, que ven en la política una manera de salir del anonimato o de ser alguien; con cúpulas que buscan hacer de la política y del poder una forma de vida; con partidos políticos que no forman, que viven de espaldas a la sociedad, sin cuadros significativos e importantes; este país sin un proyecto nacional que lo articule, hace del crecimiento un salto al vacío. Una incognita de cara al futuro. Y es que en el fondo, sin educación, sin cultura, sin conciencia cívica y política y sin redistribución, toda reforma esta condenada al fracaso. Porque, una revolución moral es inviable, sin conciencia de lo colectivo y de lo nacional. Y seguira siendo la cosa pública un botín y la relación entre los peruanos, ese juego de maquiavélica audacia, de astucia o de poder, para ver quien gana o quien jode a quien.


En días pasados el figuretismo hizo que el Ministro de Defensa, convocara a la prensa y a diversos parlamentarios para una prueba de tiro de un misil israelí. De lo que se trataba es de propagandizar ante el pueblo de que este gobierno "responsable, nacionalista y patriota" bajo la conducción del Segundo Califa, esta comprando armas; que gracias a él "estamos preparados para la defensa nacional" . Es decir se trataba de imágenes, de pura propaganda y esto porque el objetivo de acondicionamiento para una defensa estratégica (Nucleo Básico de Defensa) todavía no está cumplido y con lo que tenemos es bien difícil que en una guerra de largo aliento los chilenos no hagan prevalecer su poder militar. El resultada fue un incidente que pudo terminar en desgracia. Un ministro que se lleno de explicaciones y una vez más la vocación por el ridículo de la política peruana.


Y como si eso no fuera suficiente. Así como Toledo engargolaba la voz para despacharse contra la corrupción que encarnaron sus propios hermanos usufructuando el poder. Hoy Alan García junta las cejas y en una de las mejores e inovidables escenificaciones que le conocemos, con rostro adusto y voz firme, expresa que el no protege ni tapa a ningún compañero, critica la corrupción de su régimen, manda al diablo a los corruptos, les dice "ratas", "basuras", "miserables" y poco faltó para que los mande "a la concha su madre". El problema es que no bastan las declaraciones, que la pirotecnia verbal de Alan García contra la corrupción, ni antes ni ahora parece que fuera honesta o que sea real. En todos los escándalos de este régimen siempre hay un velo de complice silencio, una inacción que preocupa, una justicia a la que se le pierden las pruebas y una indignación de tramoya. García, el Alán García que hizo fortuna con la política, el de las casa en París o en Naplo, el de las comisiones del tren eléctrico, aquel de la célebre frase de que "el que nada debe nada teme" no puede ser cáustico y frontal con los negocios públicos de sus intimos amigos o compañeros de partido. Porque entre amigos todo se sabe, porque en la política peruana la complicidad de lo subterraneo por el negocio o por el poder, se llama fraternidad, hermandad o unidad. Y en política partidaria, vale más esa cofradía o esa amistad que el significado del valor de lo colectivo y de lo nacional en la cosa pública. Al final de cuentas Del Castillo simplemente recorre el camino que siguió Alán García para ser candidato presidencial; se hace amigo de los poderosos, de los banqueros, facilita negocios y negociados, recibe donaciones y se hace el cojudo con el pillaje o el abordaje partidario a la nave del estado. Y ese mismo camino es el de un Alcalde de Lima, de un Luis Castañeda que sobrevalúa obras, que aparece pagando acreedores en operaciones de escándalo, mientras una ingenua Lourdes Flores Nano aparece ligada a la empresa de un presunto narcotraficante cuyos dineros sirvieron para que candidatee por el PPC o para que financie la campaña del partido. Y para no desentonar, Humala y su esposa no pueden justificar, un nivel de vida que no se condice con sus ingresos y unos pagos que subestiman la inteligencia ajena.

En el tramo final de su mandato, Alán García necesita que nada empañe su reivindicación política, que la serie de escándalos del partido de la estrella no le termine explotando en la cara y por eso pide la renuncia de Del Castillo y de Quesada y busca con gestos tomar distancia de los hechos que los involucran, aunque en la realidad no tenga dsiposición para mucho, sobre todo con Del Castillo. Con un presidenciable ex Premier que controla el CEN y que no le va a permitir a García marcar distancias por lealtad y compromiso con lo que él hizo en el pasado por el líder aprista. Y así tenemos una vez más el humano conflicto ético partidario de la política peruana. Por un lado la verdad los valores y la cosa pública; por otro lado, la amistad, la faternidad, la hermandad política y el interés partidario o de grupo en la perspectiva del poder.
De cara al proceso electoral municipal y a las elecciones generales, es necesario que los partidos dejen de ser simples marcas registradas. Si la política no se adecenta, si no hay valores, principios y honestidad en el ejercicio del poder nada va a cambiar. Un pueblo de masas ignorantes, sin educación y sin cultura, seguirá votando por el menos malo, seguirá tapándose la nariz a la hora de votar. Y cuando las pillerías se descubran, vendrán otros García a hablar de "basuras y de miserables", en un país donde la impunidad es siempre amiga del poder y del poderoso. Y eso es quedarnos en la retórica, en la frase hueca, en la demagogia. En el drama de un país donde el interés personal esta siempre por encima del interés nacional.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario