La crisis económica internacional se viene agravando a pasos acelerados y es probable que estemos en el umbral de una crisis como la del crack financiero de 1929. Desde nuestro perspectiva, el problema esta en la especulación de los mercados, en la perdida de confianza, en la falta de políticas públicas con un soporte técnico adecuado, para superar una crisis financiera y bancaria que en Estados Unidos, tiene su origen en el recorte de impuestos y el aumento del gasto público, en un fácil acceso al crédito por exceso de liquidez. Un déficit acumulado, que al igual que en el caso de Europa, se ha trasladado a los Mercados de Valores.
En lo que respecta a la crisis norteamericana, es indudable que el optar por la compra de paquetes de acciones bancarias en lugar de adquirir papeles de las hipotecas morosas, es una disyuntiva que va a poner sobre el tapete el valor de las decisiones, de las políticas públicas frente a determinados problemas. Un hecho que se vio claramente en el caso de Inglaterra, donde el Primer Ministro Gordon Brown, desarrollo una estrategia integral ante la crisis crediticia apoyando a los depositarios de las hipotecas y a los primeros compradores de vivienda.
En lo sustantivo, el problema del neoliberalismo esta en aceptar la participación del estado, su capacidad de regulación o de control en épocas de crisis, un hecho que es mas marcado en países pobres, subdesarrollados, sin capacidad de redistribución de la riqueza y donde unos pocos son los que tienen acceso a los bondades de un modelo que crea riqueza pero que no la distribuye en equidad.
En el caso del Perú, por más que el Presidente García lo niegue con demagógico triunfalismo, los efectos de la crisis económica mundial se van a sentir; tal vez no en lo relativo a liquidez por el nivel de reservas, ni en el mercado de valores, por ser la nuestra una economía con baja bancarización y un mercado reducido, pero si en ámbito comercial, en el consumo y en el del crédito internacional del que seguimos dependiendo para nuestro desarrollo. Al final queda claro una vez más que el libre mercado no es la panacea; que el Estado tienen que jugar un papel determinado en la economía. Porque son las decisiones, las políticas, las clases dirigentes las que tienen que ver con las visiones y la construcción del futuro. Y la nuestra, además de priorizar mayoritariamente el interés personal o de grupo, es por lo general folklórica, actoral, poco seria y voluntarista. Es ese tal vez nuestro mayor problema para salir del subdesarrollo.
En lo que respecta a la crisis norteamericana, es indudable que el optar por la compra de paquetes de acciones bancarias en lugar de adquirir papeles de las hipotecas morosas, es una disyuntiva que va a poner sobre el tapete el valor de las decisiones, de las políticas públicas frente a determinados problemas. Un hecho que se vio claramente en el caso de Inglaterra, donde el Primer Ministro Gordon Brown, desarrollo una estrategia integral ante la crisis crediticia apoyando a los depositarios de las hipotecas y a los primeros compradores de vivienda.
En lo sustantivo, el problema del neoliberalismo esta en aceptar la participación del estado, su capacidad de regulación o de control en épocas de crisis, un hecho que es mas marcado en países pobres, subdesarrollados, sin capacidad de redistribución de la riqueza y donde unos pocos son los que tienen acceso a los bondades de un modelo que crea riqueza pero que no la distribuye en equidad.
En el caso del Perú, por más que el Presidente García lo niegue con demagógico triunfalismo, los efectos de la crisis económica mundial se van a sentir; tal vez no en lo relativo a liquidez por el nivel de reservas, ni en el mercado de valores, por ser la nuestra una economía con baja bancarización y un mercado reducido, pero si en ámbito comercial, en el consumo y en el del crédito internacional del que seguimos dependiendo para nuestro desarrollo. Al final queda claro una vez más que el libre mercado no es la panacea; que el Estado tienen que jugar un papel determinado en la economía. Porque son las decisiones, las políticas, las clases dirigentes las que tienen que ver con las visiones y la construcción del futuro. Y la nuestra, además de priorizar mayoritariamente el interés personal o de grupo, es por lo general folklórica, actoral, poco seria y voluntarista. Es ese tal vez nuestro mayor problema para salir del subdesarrollo.
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