La derogatoria de los Decretos Legislativos Nº 1015 y 1073, que regulan la inversión privada en tierras de comunidades campesinas y nativas, decretos que emitiera el gobierno al amparo de las facultades que le otorgó el parlamento dentro del marco de la adecuación al TLC con Estados Unidos y que dispone restituir los Art. 10 y 11 de la Ley 26505, que norma la inversión privada en el desarrollo de las actividades económicas en las comunidades de la sierra y la selva; es una decisión que tiene lecturas diversas y que debe ser analizada lejos de criterios demagógicos o clientelistas, en una perspectiva de desarrollo, de progreso, de respeto y de igualdad.
La derogatoria implica que nuevamente entra en vigencia o rige el principio de que para disponer, gravar, arrendar o ejercer cualquier otro acto sobre las tierras comunales de la Sierra o Selva, se requerirá del Acuerdo de la Asamblea General con el voto conforme de no menos de los dos tercios de todos los miembros de la Comunidad.
El Pleno del Congreso de la República, en medio de un debate intenso que representa la primera gran derrota política de la bancada aprista y que muestra la necesidad de alianzas del partido de gobierno, en un parlamento fragmentado y que para sacar adelante una agenda definida necesita de concensos; aprobó el dictamen que deroga los decretos legislativos 1015 y 1073 , exonerando el dictamen de segunda votación, lo que se aprobó por 58 votos a favor y 24 en contra.
En ese contexto de los hechos consumados, es necesario expresar con firmeza, que el tema va más alla de que se haya incumplido la norma 169 de la OIT, sobre la obligación que tiene el Estado de consultar a los pueblos indígenas con respecto a la viabilidad de las decisiones que afecten sus derechos o su situación jurídica.
Que el gobierno no hizo un trabajo de persuación de información y de docencia, que no respeto, como lo hacen muchos de los que ejercen el poder, la sensibilidad de los gobernados, las formas y maneras de dialogo democrático, de la misma manera que lo hacen con grupos de presión o de poder (más relacionados, más organizados o más fuertes economicamente) es un hecho. Pero lo que deja el debate parlamentario, es que el asunto de fondo es tratado con una superficialidad indignante; que la oposición se subio al carro de la protesta popular, que solo midio el rédito de oponerse al gobierno y obtener una victoria política, pero no el interés nacional, el acceso urgente al desarrollo y la modernidad, de estos peruanos mirados como ciudadanos peculiares y diferentes.
La jornada y la derogatoria, deja en claro que varios políticos o dirigentes partidarios simplemente se opusieron por oponerse, sin tener una idea cabal de lo que estaba en juego. Y lo más grave, es que no hay desde la perspectiva de los partidos políticos, alternativas consistentes, técnicas y realistas sobre un tema puntual en la busqueda de la igualdad y de mejores condiciones de vida para los peruanos. Solo la frase hecha, el adjetivo efectista, el punto común.
En lo sustantivo, el problema estriba en que resulta un absurdo mantener una visión colonial que siga viendo a la comunidades nativas, a cerca de 350,000 peruanos, como enclaves alejados del desarrollo, del progreso y la modernidad; condenados a vivir permanentemente en una situación de aislamiento étnico, materia de estudio antropológico porque hay que mantener, su cultura tribal, el ecosistema y la biodiversidad.
Eso implica aceptar que este país va a seguir teniendo grandes franjas de su territorio, sin desarrollo y sin progreso, que vamos a tener permanente a un pequeño grupo de peruanos, alejados de políticas públicas y estrategias, que respetando y manteniendo costubres ancestrales, su territorio y su tradición cultural, eleven sus condiciones de vida y los inserten en las ventajas de un Estado y de una sociedad contemporánea que ven con desconfianza, con recelo porque siempre los ha ignorado o los ha maltratado.
Al final, los políticos oportunistas se rasgan las vestiduras y derogan la ley, porque supuestamente van a venir los pillos de siempre o los extranjeros expoliadores a engañar a los nativos y a "despojarlos" de sus tierras. Y uno se pregunta entonces porque tenemos siempre que irnos a los extremos y no buscar el equilibrio de las soluciones. Para que estan los políticos, la oposición, el gobierno, los partidos, los técnicos. Donde esta la fiscalización y el Estado en un país que tiene en cosas como estas, el mayor lastre para ser realmente una nación que mira a la modernidad y al desarrollo, en condiciones de dignidad para los menos favorecidos. Donde están los peruanos forjando el mañana con responsabilidad, con ideas y políticas claras y consistentes.
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