El gabinete Ministerial que juró la tarde de ayer en Palacio de Gobierno, está lejos de ser un gabinete de "reconciliación nacional", porque no tiene peso político, porque sigue siendo un gabinete basicamente de técnicos, porque por la inexperiencia política de sus miembros, este gabinete no va a poder reconciliar un país que es políticamente irreconciliable. Un "barrio de broncas", donde lo que cuenta o mejor dicho lo que vale, es el tener supuestamente el predominio de la verdad; donde la demagogia es el concepto o el mejor sentido de la política; donde la razón de ser del quehacer diario es el descrédito del adversario. Un país cuyo presidente ha perdido el crédito, la confianza y el respaldo de la población, por blandengue, por falta de liderazgo, por mentiroso y por ser -a pesar de su boyante economía- un pendejerete más, que hace negocios o engrosa su billetera a costa del Estado, pero habla de honestidad, de moral pública, de los pobres, los desposeidos y los "descamisados" del Perú.
Este es sin duda el "Gabinete de la Resignación" porque una vez más debemos resignarnos a tener el presidente que tenemos. Porque debemos resignarnos a la clase política que nos gobierna. Porque debemos resignarnos a sufrir la caricatura de real politik que vivimos en el día a día. Porque debemos resignarnos a soportar a éste gobierno, los tres años y medio que le quedan para supuestamente "salvar la democracia". Y porque finalmente, Kuczynski esta más cerca de irse por la puerta de Desamparados de Palacio de Gobierno, que de terminar su mandato. Lo anterior ante su frivolidad, sus pillerías, por la oposición política en el Congreso y su falta de liderazgo. Sin partido político, sin bancada y sin respaldo popular no hay gobernabilidad posible y esto de su salida es solo cuestión de que se den las condiciones y también por ende cuestión de tiempo.
El gabinete de la resignación de Mercedes Araoz, ha buscado dar una imagen de refrescamiento que no trasciende políticamente y que muestra que muchos peruanos de bien no han querido quemarse políticamente. Que Cayetana Aljovín sea Ministra de Relaciones Exteriores nos muestra ya la improvisación en un cargo donde se requiere gente con oficio y experiencia. La Sra. Aljovín al parecer es quien recomendo al Ministro de Salud, que es un buen médico, que es tío de su hijo mayor, pero que más allá del efectismo de un nombre y de un personaje -históricamente vinculado al partido aprista- no tiene peso político en un gabinete que necesita urgentemente de él.
La designación de Javier Barreda tiene un doble efecto. Barreda antiguo militante aprista, es un hombre honesto, un político capaz, un militante que fue postergado en el gobierno aprista que nombra a Aurelio Pastor como ministro y relega a gente como Barreda a Viceministro. Si como hombre de partido, Javier Barreda se equivoco en no medir sus tiempos, en pedir la licencia respectiva o en renunciar en su momento, la expulsión es el precio que pagar por jugarsela por la personal y servir al país asumiendo un cargo para el que tiene las calificaciones correspondientes, en un contexto en el que, que el APRA vuelva al poder es altamente improbable aunque no imposible en un país como el Perú y con un político como Alan García.
En el caso de José Arista, el ex Director de Crédito Público, el ex Viceministro de Hacienda y ex Presidente Regional de Amazonas, llega al Ministerio de Agricultura después de una gestión bastante gris en la Región Amazonas donde su presidencia despertó muchas ilusiones de buen gobierno y terminó en medio de mucho ruido y pocas nueces. En ese contexto habrá que ver como se desarrolla una gestión que va a estar más expuesta al escrutinio de la opinión pública. En ese contexto, mención especial merece el actual Ministro de Cultura, Alejandro Neyra Sanchez, ex alumno de La Salle, diplomático y escritor y ex Director de la Biblioteca Nacional. Por sus palmares y su trayectoria en el pequeño espacio de la cultura peruana, se espera que haya un impulso mayor y una buen gestión en el sector. Lo que si ha sorprendido es la designación de Jorge Kisic Wagner como Ministro de Defensa; el ex Jefe de Estado Mayor de la FAP ha estado involucrado judicialmente en las corruptelas de la Caja de Pensiones Militar Policial y el que haya salido bien librado de los procesos -en un país como el Perú donde la justicia es ciega, sorda, muda y favorece a los poderosos o a los bien relacionados- no le favorece a la imagen del gabinete de un gobierno que tiene que estar a kilómetros de distancia de acusaciones de corrupción o corruptelas presentes y pasadas.
Finalmente, con tan pequeña representación parlamentaria, poner el partido de gobierno, a dos congresistas de ministros es una falta de tacto político y prueba la falta de liderazgo ante las presiones de "chambismo" de parte del partido PERUANOS POR EL KAMBIO. A partir de esta juramentación, hablar de que el dialogo, la reconciliación y la unidad nacional se van a aparecer por arte de magia es una simple ilusión óptica. Se necesita una base politico programatica para impulsar un dialogo nacional, sobre todo después de que Mauricio Mullder tomara como una "declaración de guerra" el nombramiento de Barreda y Salinas, una afirmación que ha sonado retoricamente como una nueva toma del Cuartel O´Donovan en el Trujillo de 1932.
La designación de Javier Barreda tiene un doble efecto. Barreda antiguo militante aprista, es un hombre honesto, un político capaz, un militante que fue postergado en el gobierno aprista que nombra a Aurelio Pastor como ministro y relega a gente como Barreda a Viceministro. Si como hombre de partido, Javier Barreda se equivoco en no medir sus tiempos, en pedir la licencia respectiva o en renunciar en su momento, la expulsión es el precio que pagar por jugarsela por la personal y servir al país asumiendo un cargo para el que tiene las calificaciones correspondientes, en un contexto en el que, que el APRA vuelva al poder es altamente improbable aunque no imposible en un país como el Perú y con un político como Alan García.
En el caso de José Arista, el ex Director de Crédito Público, el ex Viceministro de Hacienda y ex Presidente Regional de Amazonas, llega al Ministerio de Agricultura después de una gestión bastante gris en la Región Amazonas donde su presidencia despertó muchas ilusiones de buen gobierno y terminó en medio de mucho ruido y pocas nueces. En ese contexto habrá que ver como se desarrolla una gestión que va a estar más expuesta al escrutinio de la opinión pública. En ese contexto, mención especial merece el actual Ministro de Cultura, Alejandro Neyra Sanchez, ex alumno de La Salle, diplomático y escritor y ex Director de la Biblioteca Nacional. Por sus palmares y su trayectoria en el pequeño espacio de la cultura peruana, se espera que haya un impulso mayor y una buen gestión en el sector. Lo que si ha sorprendido es la designación de Jorge Kisic Wagner como Ministro de Defensa; el ex Jefe de Estado Mayor de la FAP ha estado involucrado judicialmente en las corruptelas de la Caja de Pensiones Militar Policial y el que haya salido bien librado de los procesos -en un país como el Perú donde la justicia es ciega, sorda, muda y favorece a los poderosos o a los bien relacionados- no le favorece a la imagen del gabinete de un gobierno que tiene que estar a kilómetros de distancia de acusaciones de corrupción o corruptelas presentes y pasadas.
Finalmente, con tan pequeña representación parlamentaria, poner el partido de gobierno, a dos congresistas de ministros es una falta de tacto político y prueba la falta de liderazgo ante las presiones de "chambismo" de parte del partido PERUANOS POR EL KAMBIO. A partir de esta juramentación, hablar de que el dialogo, la reconciliación y la unidad nacional se van a aparecer por arte de magia es una simple ilusión óptica. Se necesita una base politico programatica para impulsar un dialogo nacional, sobre todo después de que Mauricio Mullder tomara como una "declaración de guerra" el nombramiento de Barreda y Salinas, una afirmación que ha sonado retoricamente como una nueva toma del Cuartel O´Donovan en el Trujillo de 1932.
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