Escribo desde la generalidad, desde mi desconocimiento del día a día de la sociedad, los actores, las coyunturas y la política norteamericana. Y digo esto, porque si algo he aprendido de vivir fuera, es que en el caso del Perú por más que uno sea peruano, el no vivir en el país, hace que uno pierda el detalle de los actores, de las circunstancias y de la realidad para un análisis cabal. Y en el caso de otras sociedades como la norteamericana por ejemplo, el no tener la misma vivencia de quien vive en Estados Unidos, hace que de la misma manera, se tenga una visión muy general y a veces poco objetiva de la temática exterior. Para mayor abundamiento, en el caso de México, escuchaba por allí a un conocido analista peruano, dar por descontado el triunfo de Morena y del "Peje" Andrés Manuel López Obrador en las próximas elecciones y creo que eso no es real y hay mucho pan que rebanar en medio del descontento popular por el PRI y el PAN.
En el caso de Estados Unidos, resulta preocupante -aunque explicable por la falta de estatura política de la Sra. Clinton- que el pragmatismo, la demagogia y el sectarismo radical, hayan llevado a la Casa Blanca a un personaje como Donald Trump, un empresario, tremendista, populista y multimillonario; que al parecer pretende romper el molde institucionalista de la Presidencia Norteamericana y que en medio de un populismo demagogico pretende justificar en el mandato de "el pueblo", medidas abiertamente contrarias a los derechos humanos y a los cánones que marca la política internacional y la prudencia hegemonía de una de las principales potencias del mundo. Al final, como es bien conocido en latinoamerica, estas aventuras que supuestamente se apoyan en un pueblo al que pretenden beneficiar o favorecer, terminan perjudicandolo.
Un caudillo populista anglo sajón, que cree que puede manejar el país a su antojo de la misma manera que maneja su empresa, es un riesgo que pienso que los poderes fácticos y la institucionalidad norteamericana no se van a dar el lujo de tolerar. Y por eso pienso igualmente, que este adanico "Hugo Chávez Anglosajón" -con las diferencias del caso- frente al pintoresco y folclórico fallecido personaje llanero; si se vuelve caprichoso y caricaturesco, va a terminar siendo el noveno presidente norteamericano muerto en el ejercicio del cargo. La forma no importa, pero que termina su mandato "horizontal y con honores", si le da la chiripioja por pretender ir por delante de la institucionalidad norteamericana, es una gran posibilidad, en un país donde si los golpes de estado no existieron antes, menos van a existir ahora.
Quienes esperaban un discurso conciliador, que olvide lo expresado en la campaña y abra los brazos y renueve la esperanza de unidad de todo el pueblo norteamericano se equivocaron. Trump es Trump e insiste en el viejo lema de "América para los Americanos", para el purismo étnico anglosajón que olvida que hasta el propio presidente tiene una esposa inmigrante. Atentos a la falta de modales, a las bravatas y a las decisiones controversiales, el mundo va a estar a la expectativa de lo que haga este señor que inaugura un mandato con un significativa e inedita oposición en Estados Unidos. A este "Hugo Chávez" anglosajón, habrá que verlo y habrá que sufrirlo......ojala no abra la tumba de Abraham Lincoln.