domingo, 17 de enero de 2016

N° 414 - SAN JUAN Y MIRAFLORES, LAS COMPRAS MILITARES...

Y LA VERDADERA "SALVADORA DE LIMA":




Hace un par de días se celebro un doloroso aniversario más de las derrotas de San Juan y Miraflores, que significaron la ocupación de Lima por los chilenos. Y subrayo lo de "dolorosa derrota"  porque para minimizar el drama de la historia, solemos aferrarnos al valor de nuestros heroicos defensores, a esa lucha contra la adversidad que significo combatir en condiciones tremendamente desventajosas. Al sacrificio inútil de defender una ciudad que la miseria moral y política de Pierola había condenado, por defender sus intereses personales, dando paso a la vanidad personal de un "Califa" que termino siendo el impulsor del gran drama nacional. Y porque no decirlo, de esa proclividad de nuestros líderes por pretender saber todo y de todo.

La Batalla de Lima, es una muestra de heroísmo, de amor a la patria; pero es una derrota y lo que ello representa; como también es una muestra de la improvisación, del protagonismo, del egoísmo, del mesianismo y la falta de previsión de nuestra clase política; encarnada en la banda presidencial que ostentaba Nicolás de Pierola. En esa dirección, es necesario decir que se le critica a Prado su "chilenismo", ignorando que Pierola fue tan pro-chileno como éste, al buscar a los sureños años atrás para encaramarse en el poder. Al hacerle el juego a los intereses sureños, al pegarla de estratega militar y de caudillo dirigiendo las tropas, a las que abandono en los primeros momentos del combate en las líneas de San Juan.

En Lima se dieron actos de heroísmo que enorgullecen, pero también cobardías que resultan comprensiblemente inaceptables; porque mientras hubo gente que no dio cara a la derrota, que abandono el campo de batalla para salvar el pellejo, por el temor a la superioridad del adversario, por la falta de municiones o de dirección en el campo de batalla; otros jamás entraron en combate porque el diseño y la estrategia de batalla la dicto un hombre que se guiaba en el  cálculo político y no en la estrategia y en los conocimientos del arte de la guerra. 

Y cuando en medio de una campaña electoral escucho que se critica con demagogia efectista compras militares que son necesarias para mantener la capacidad disuasiva frente a nuestros vecinos del sur, porque no hemos renovado nuestro material y estamos hace años "comprando" tanques; con una fuerza submarina se ha ido perdiendo  y una aviación superada por los chilenos. Queda claro que Ollanta Humala no convoco a las fuerzas políticas para informar y transparentar compras militares necesarias, frente a las que la clase política debe estar unida y mantener el secreto. Lo que implica que el fantasma de la rapiña y las raterías este presente, que como antaño, la unidad frente a un tema tan crucial no existe y que con electoral demagogia, más importan los votos que los intereses nacionales y se critiquen "las compras militares", apelando "al desarrollo y a una paz" que con nuestros vecinos del sur, siempre tiene que ser mirada con desconfianza por razones que seria ocioso detallar en éste articulo.

En ese contexto me viene a la memoria, en medio de la sangre derramada en la defensa de nuestra ciudad, la figura de la hermana Hermasie Paget, que fue una monja de la Orden de los Sagrados Corazones de Jesús, que nació en Francia el 08 de Agosto de 1828, en el seno de una familia católica; que entre sus hermanos (que eran doce) se contaba un hermano de La Salle y  que llego al Perú en 1850 para dedicarse a la tarea educativa en el Colegio Belén. Una labor en la que destaca por su capacidad y que sumada a sus convicciones religiosas y a su amor al prójimo, la convirtieron en en Superiora de la Orden y en Directora del colegio en 1854, cuando tenía  veinticuatro años.

La Hermana Paget, que se identifica plenamente con el Perú, llegandolo a considerar su segunda patria, realiza una encomiable labor de apostolado, formando  congregaciones jesuitas en Ica y Arequipa. Al estallar en 1879 la Guerra del Pacífico, la hermana Paget se dedica a ayudar a las víctimas del conflicto, con apoyo no solo espiritual sino material. Y aquí es cuando su historia personal, se confunde con la historia -y con la gratitud del Perú y de su pueblo- que creo que no ha merecido el sitial que le corresponde.

La escuadra francesa estuvo de tránsito en el Callao en Noviembre de 1880 como observadora del conflicto y siguió luego viaje a Valparaiso,  En esas épocas no era extraño que las potencias extranjeras enviaran observadores o naves para analizar conflictos más allá de sus fronteras o para cautelar los intereses de sus connacionales. En la estadía en Lima del marino, la religiosa  hizo una muy buena amistad con el Almirante  Bergasse Du Petit Thouars, que comandaba la flota gala, quien  no dudo en ofrecer en medio del conflicto, cualquier tipo de apoyo a su paisana, que era Superiora de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús en el Perú y que un año antes había sido nombrada Visitadora para América Latina, cargo que ejerció hasta su fallecimiento en 1890. Es en ese contexto, que el Almirante francés, habiendo dejado Lima y estando ya  en Valparaiso, tiene un sueño a bordo de su buque insignia, "La Victorieuse". Un sueño relativo al peligro que corría su religiosa amiga francesa,  que lo hace desatar amarras, poner proa al norte y regresar al Callao.

Al llegar al Callao, en Enero de 1881, el bombardeo de Lima, el saqueo y la destrucción de la ciudad eran inminentes, pero la Madre Paget refugio en el Colegio Belen a un buen número de familias de Lima, entre ellas las del mismísimo Nicolás de Pierola, preocupandose por otro lado, en interponer sus buenos oficios  ante el marino francés para evitar el desastre.

Estos buenos oficios, hacen que éste  se ponga en contacto con Baquedano y lo conmine a que no se destruya Lima, porque de lo contrario los cañones franceses van a intervenir en defensa de la ciudad. La "cuadrada" aunque la flota francesa no era mayor en potencia de fuego que la flota chilena, podía significar un conflicto internacional para los mapochos y  sirvió para que Lima no sufriera la destrucción que padecieron Chorrillos y Miraflores.

La Madre Paget tras su intervención en defensa de Lima recibió después de la guerra, el reconocimiento general de parte de más de  mil quinientas mujeres de la capital y de la población y gobernantes en general, siendo un personaje apreciado en el Perú de ese entonces. n ese contexto, cuando leo que los créditos y la gloria de la defensa de Lima se la dan totalmente a Petit Thouars,  no puedo hacer otra cosa desde este modesto blog que tratar de rectificar el error.

La historia de la Guerra del Pacífico guarda un lugar especial por esta religiosa que fue  la verdadera defensora de la Ciudad de Lima. Hay en señal de agradecimiento y recordando su memoria, una pequeña placa en el monumento de la Plaza  Francia, un monumento en San Isidro (entre Jacinto Lara y Alfredo Salazar)  y un cuadro de ella, que  adorna las paredes del Real Felipe. Lo que finalmente falta, es que sus restos reposen donde deben descansar: En la Cripta de los Héroes.


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