viernes, 29 de enero de 2016

N° 415 - EL HÉROE DEL ALTO CENEPA MALTRATADO

LA INGRATITUD Y LA INDIFERENCIA DEL ESTADO NACIONAL:





Es curioso que mi ultimo articulo tenga que ver con la Batalla de San Juan y Miraflores. Con la desgarradora impotencia de héroes anónimos, de gente que ofrendo su vida por el ideal de la patria; por defender con su vida y con su sangre el territorio nacional, en un contexto en el que un personaje como Nicolas de Pierola, busco en medio del conflicto mantenerse en el poder y hacer prevalecer su interés personal y su proyecto político a costa de los supremos intereses de la patria. 


A lo largo de la historia, toda sociedad busca resaltar los valores de un conflicto, las muestras de heroísmo y de amor a la patria, aunque la mera verdad es que una derrota es una derrota. Que el sacrificio de Grau, de Bolognesi, de Alfonso Ugarte, no cambian la dramática realidad que significa perder una parte importante de nuestro territorio; la humillación de la ocupación de Lima y el pillaje de nuestro patrimonio cultural. Una dolorosa historia que  para que no se repita, nos debe encontrar armados, preparados y con un equilibrio estratégico frente a nuestro vecino del sur. 

Aunque el sectarismo y la demagogia de nuestra clase política, haga que el señor Ollanta Humala actué por la libre y no se reúna con los partidos que tienen representación en el Congreso, para informar con carácter reservado, la naturaleza, la forma y el volumen de dichas compras; los políticos insisten en hablar de paz, de integración, de "no a la compra de armas", de invertir en educación. Y lo concreto y lo real es que a quienes nos gobiernan, les interesa un país de masas ignorantes e incultas, para manipularlas, para manejarlas, para engatusarlas y engañarlas, con promesas demagógicas y efectistas, mientras hablan de "lucha contra la corrupción" y negocian desde el poder o desde las cercanías del poder el Estado como botín. Ese es el doble discurso y la doble moral de siempre.

Es en ese contexto,  doloroso e indignante, ver que los restos del Mayor Luis Alberto García Rojas, el último héroe nacional de un conflicto armado como fue la Guerra con el Ecuador en  el Alto Cenepa, son exhumados para ser trasladados a  la Cripta  de los Héroes, sin una ceremonia oficial de por medio. Sin la presencia de miembros  del Poder Ejecutivo, del Congreso, ni de las Fuerzas Armadas; porque solo la viuda -que lucho con persistencia porque se reconociera el derecho de su esposo- estuvo en la exhumación. En la soledad que representa un país ganado por la frivolidad, la indiferencia y el pragmatismo. Un país que se ha olvidado lo que son los valores y los principios, porque el amor a la patria es simplemente una frase de cliche de los discursos políticos. Porque sin un concepto de nación, reconocer "oficialmente" el valor o el derecho de alguien, pasa por el cubileteo del amiguismo, de la relación, de los intereses particulares. Y lo anterior porque después de diez años de ser declarado héroe nacional, es que sus restos van a ser trasladados donde le corresponden. 

El 29 de Enero de 1995, el Mayor Luis Alberto García Rojas, como piloto del helicóptero de trasporte MI-8-EP-547, se ofreció -por ser conocedor de la zona- a comandar una operación de ataque -en el lado ecuatoriano- conjuntamente con otros helicópteros MI-25 de la FAP y del Ejercito que eran blindados. El encabezar la flotilla hizo que el helicóptero fuera presa fácil de los misiles ecuatorianos que hicieron explotar la nave matando al Mayor García y a toda la tripulación. Desde esa fecha, no hay ni un solo monumento a su memoria en el país ni en su natal Chiclayo. Desde esa fecha solo hay una resolución que lo declara "héroe nacional". Y la lucha persistente de su viuda ha culminado en una indignante exhumación y un traslado que es una ofensa y un maltrato a  la memoria de quienes dan la vida por la patria.


domingo, 17 de enero de 2016

N° 414 - SAN JUAN Y MIRAFLORES, LAS COMPRAS MILITARES...

Y LA VERDADERA "SALVADORA DE LIMA":




Hace un par de días se celebro un doloroso aniversario más de las derrotas de San Juan y Miraflores, que significaron la ocupación de Lima por los chilenos. Y subrayo lo de "dolorosa derrota"  porque para minimizar el drama de la historia, solemos aferrarnos al valor de nuestros heroicos defensores, a esa lucha contra la adversidad que significo combatir en condiciones tremendamente desventajosas. Al sacrificio inútil de defender una ciudad que la miseria moral y política de Pierola había condenado, por defender sus intereses personales, dando paso a la vanidad personal de un "Califa" que termino siendo el impulsor del gran drama nacional. Y porque no decirlo, de esa proclividad de nuestros líderes por pretender saber todo y de todo.

La Batalla de Lima, es una muestra de heroísmo, de amor a la patria; pero es una derrota y lo que ello representa; como también es una muestra de la improvisación, del protagonismo, del egoísmo, del mesianismo y la falta de previsión de nuestra clase política; encarnada en la banda presidencial que ostentaba Nicolás de Pierola. En esa dirección, es necesario decir que se le critica a Prado su "chilenismo", ignorando que Pierola fue tan pro-chileno como éste, al buscar a los sureños años atrás para encaramarse en el poder. Al hacerle el juego a los intereses sureños, al pegarla de estratega militar y de caudillo dirigiendo las tropas, a las que abandono en los primeros momentos del combate en las líneas de San Juan.

En Lima se dieron actos de heroísmo que enorgullecen, pero también cobardías que resultan comprensiblemente inaceptables; porque mientras hubo gente que no dio cara a la derrota, que abandono el campo de batalla para salvar el pellejo, por el temor a la superioridad del adversario, por la falta de municiones o de dirección en el campo de batalla; otros jamás entraron en combate porque el diseño y la estrategia de batalla la dicto un hombre que se guiaba en el  cálculo político y no en la estrategia y en los conocimientos del arte de la guerra. 

Y cuando en medio de una campaña electoral escucho que se critica con demagogia efectista compras militares que son necesarias para mantener la capacidad disuasiva frente a nuestros vecinos del sur, porque no hemos renovado nuestro material y estamos hace años "comprando" tanques; con una fuerza submarina se ha ido perdiendo  y una aviación superada por los chilenos. Queda claro que Ollanta Humala no convoco a las fuerzas políticas para informar y transparentar compras militares necesarias, frente a las que la clase política debe estar unida y mantener el secreto. Lo que implica que el fantasma de la rapiña y las raterías este presente, que como antaño, la unidad frente a un tema tan crucial no existe y que con electoral demagogia, más importan los votos que los intereses nacionales y se critiquen "las compras militares", apelando "al desarrollo y a una paz" que con nuestros vecinos del sur, siempre tiene que ser mirada con desconfianza por razones que seria ocioso detallar en éste articulo.

En ese contexto me viene a la memoria, en medio de la sangre derramada en la defensa de nuestra ciudad, la figura de la hermana Hermasie Paget, que fue una monja de la Orden de los Sagrados Corazones de Jesús, que nació en Francia el 08 de Agosto de 1828, en el seno de una familia católica; que entre sus hermanos (que eran doce) se contaba un hermano de La Salle y  que llego al Perú en 1850 para dedicarse a la tarea educativa en el Colegio Belén. Una labor en la que destaca por su capacidad y que sumada a sus convicciones religiosas y a su amor al prójimo, la convirtieron en en Superiora de la Orden y en Directora del colegio en 1854, cuando tenía  veinticuatro años.

La Hermana Paget, que se identifica plenamente con el Perú, llegandolo a considerar su segunda patria, realiza una encomiable labor de apostolado, formando  congregaciones jesuitas en Ica y Arequipa. Al estallar en 1879 la Guerra del Pacífico, la hermana Paget se dedica a ayudar a las víctimas del conflicto, con apoyo no solo espiritual sino material. Y aquí es cuando su historia personal, se confunde con la historia -y con la gratitud del Perú y de su pueblo- que creo que no ha merecido el sitial que le corresponde.

La escuadra francesa estuvo de tránsito en el Callao en Noviembre de 1880 como observadora del conflicto y siguió luego viaje a Valparaiso,  En esas épocas no era extraño que las potencias extranjeras enviaran observadores o naves para analizar conflictos más allá de sus fronteras o para cautelar los intereses de sus connacionales. En la estadía en Lima del marino, la religiosa  hizo una muy buena amistad con el Almirante  Bergasse Du Petit Thouars, que comandaba la flota gala, quien  no dudo en ofrecer en medio del conflicto, cualquier tipo de apoyo a su paisana, que era Superiora de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús en el Perú y que un año antes había sido nombrada Visitadora para América Latina, cargo que ejerció hasta su fallecimiento en 1890. Es en ese contexto, que el Almirante francés, habiendo dejado Lima y estando ya  en Valparaiso, tiene un sueño a bordo de su buque insignia, "La Victorieuse". Un sueño relativo al peligro que corría su religiosa amiga francesa,  que lo hace desatar amarras, poner proa al norte y regresar al Callao.

Al llegar al Callao, en Enero de 1881, el bombardeo de Lima, el saqueo y la destrucción de la ciudad eran inminentes, pero la Madre Paget refugio en el Colegio Belen a un buen número de familias de Lima, entre ellas las del mismísimo Nicolás de Pierola, preocupandose por otro lado, en interponer sus buenos oficios  ante el marino francés para evitar el desastre.

Estos buenos oficios, hacen que éste  se ponga en contacto con Baquedano y lo conmine a que no se destruya Lima, porque de lo contrario los cañones franceses van a intervenir en defensa de la ciudad. La "cuadrada" aunque la flota francesa no era mayor en potencia de fuego que la flota chilena, podía significar un conflicto internacional para los mapochos y  sirvió para que Lima no sufriera la destrucción que padecieron Chorrillos y Miraflores.

La Madre Paget tras su intervención en defensa de Lima recibió después de la guerra, el reconocimiento general de parte de más de  mil quinientas mujeres de la capital y de la población y gobernantes en general, siendo un personaje apreciado en el Perú de ese entonces. n ese contexto, cuando leo que los créditos y la gloria de la defensa de Lima se la dan totalmente a Petit Thouars,  no puedo hacer otra cosa desde este modesto blog que tratar de rectificar el error.

La historia de la Guerra del Pacífico guarda un lugar especial por esta religiosa que fue  la verdadera defensora de la Ciudad de Lima. Hay en señal de agradecimiento y recordando su memoria, una pequeña placa en el monumento de la Plaza  Francia, un monumento en San Isidro (entre Jacinto Lara y Alfredo Salazar)  y un cuadro de ella, que  adorna las paredes del Real Felipe. Lo que finalmente falta, es que sus restos reposen donde deben descansar: En la Cripta de los Héroes.