Tras la asunción de mando de Nicolás Maduro, en medio de un proceso en el que éste gana la elección presidencial a Enrique Capriles, por estrecho margen y gracias al control total y absoluto del gobierno y del poder que este representa; una nueva historia comienza a escribirse en Venezuela. Una historia que nace con la muerte de Hugo Chávez y con el triunfo de su heredero político; una victoria que tiene indicios, un olor y un sabor a fraude electoral, al tradicional anforazo de la historia latinoamericana, revestido hoy de la alta tecnología y del sofisticado trinquete.

Y digo esto de que nadie va a mover a Maduro del poder por el momento, porque quienes le dan un corto tiempo de vida a este gobierno, a éste chavismo sin Chávez que pretende materializar un Socialismo del Siglo XXI, que no es otra cosa que el Nacionalismo de los 70 en el Siglo XXI ; se equivocan.
La historia latinoamericana esta plagada de ejemplos, en los que las masas ideologizadas, clientelizadas o manipuladas por el poder de turno, a pesar de crisis económicas de cualquier tipo, se mantienen fieles al caudillo, al líder o al gobierno de turno que les entrega determinadas prebendas que los hace identificarse con él y darle apoyo político. Y aunque Maduro no es Chávez, lo que va a hacer la cúpula chavista (lo que ya esta haciendo) es arroparse en la imagen, en la figura, en el recuerdo, en el mito del comandante para mantener el poder. Por eso es toda esta parafernalia levantando un muerto, que aparece como pajarito, como santón, como héroe mitológico y no sería nada raro, que tengamos en un breve plazo a un Chávez haciendo milagros y en vía de canonización.
Donde hay masas descontentas, pobres, ignorantes, a las cuales se les ha cumplido política y socialmente, con reivindicaciones que la clase política tradicional históricamente no cumplió, como es el caso de Venezuela con Chávez a través de las misiones; hay la posibilidad de formar estructuras que terminan consolidándose y constituyendo la fiel base social y política de un proceso, como es en éste caso la "Revolución Bolivariana", que tiene como componente adicional el respaldo absoluto de la Fuerza Armada y el dinero del petroleo, que puede sostener el régimen, de los efectos de una crisis que, propiciada por una mala administración, puede propagandísticamente imputarse a los enemigos ideológicos y políticos externos e internos del régimen. Este es un calco y la copia del modelo cubano, al que los norteamericanos no han podido vencer a pesar de la crisis económica de la isla, del embargo y que laos herederos de Chavez pretenden imitar a pesar de que Don Hugo este muerto.
El gran problema de los "revolucionarios bolivarianos" es que la cúpula chavista no tiene (no solo) el liderazgo, el carisma ni las condiciones políticas de Chávez, sino que no tienen la capacidad, el brillo intelectual, ni la sapiencia para sostener el proceso a partir de un liderazgo que este cercano al de Hugo Chávez. Maduro y Cabello por ejemplo, son broncos operadores políticos, que apelan a la matonería, a la división de los venezolanos y a la radicalización del poder para mantenerlo, cobijados en la figura de Chávez. En esa perspectiva, como Venezuela no va a quebrar, como las masas no saben de economía ni de buen gobierno y hay dinero de sobra para mantener el desaguisado, las contradicciones internas del régimen, la lucha interna por el poder que se avecina y la corrupción, pueden representar en el mediano o largo plazo, el colapso de un régimen, que si ganó en ésta oportunidad por escaso margen y tuvo que recurrir al fraude para hacerlo; más haya de que hay una innegable fractura social, este escaso margen se explica por la natural des estabilización de las masas tras la muerte del líder. Para mayor abundamiento, a Cuba le conviene que el régimen no se desplome y la inteligencia cubana va a trabajar a brazo partido por la continuidad del mismo.
En la interna, si bien es cierto que el Presidente de la República maneja la política exterior del país como ha dicho Toledo, lo debe hacer en concordancia con los intereses del país y no en función de sus intereses o compromisos personales. Ollanta Humala le debe una factura al régimen chavista. Ollanta Humala a pesar de que el Perú sufrió el embate del abuso del poder, del autoritarismo y del fraude electoral, se encuentra atado de manos frente a los gobernantes llaneros; no puede reivindicar los valores y los principios democráticos porque además de estar hipotecado a Chávez y a sus herederos, en su fuero interno encarna ideológicamente este chavismo trasnochado que el estado peruano no debe avalar, pero que en coro aplauden igualmente los países de UNASUR, por la misma afinidad ideológica de Humala o por los mismos conceptos de las facturas en giro.
Como no hay oposición, como la mayoría de parlamentarios defienden sus propios intereses, Toledo jugo sus propias cartas, ante la ausencia de muchos parlamentarios y la abstención de los de otras bancadas, salvo el voto principista del PPC y de los fujimoristas.
Este chavismo sin Chávez habrá que ver como evoluciona, de la misma manera que habrá que ver como se conduce la oposición venezolana. El muerto manda en Venezuela y el quid del asunto es que los vivos estén políticamente muertos......pero yo no creo que sea muy pronto.
El gran problema de los "revolucionarios bolivarianos" es que la cúpula chavista no tiene (no solo) el liderazgo, el carisma ni las condiciones políticas de Chávez, sino que no tienen la capacidad, el brillo intelectual, ni la sapiencia para sostener el proceso a partir de un liderazgo que este cercano al de Hugo Chávez. Maduro y Cabello por ejemplo, son broncos operadores políticos, que apelan a la matonería, a la división de los venezolanos y a la radicalización del poder para mantenerlo, cobijados en la figura de Chávez. En esa perspectiva, como Venezuela no va a quebrar, como las masas no saben de economía ni de buen gobierno y hay dinero de sobra para mantener el desaguisado, las contradicciones internas del régimen, la lucha interna por el poder que se avecina y la corrupción, pueden representar en el mediano o largo plazo, el colapso de un régimen, que si ganó en ésta oportunidad por escaso margen y tuvo que recurrir al fraude para hacerlo; más haya de que hay una innegable fractura social, este escaso margen se explica por la natural des estabilización de las masas tras la muerte del líder. Para mayor abundamiento, a Cuba le conviene que el régimen no se desplome y la inteligencia cubana va a trabajar a brazo partido por la continuidad del mismo.
En la interna, si bien es cierto que el Presidente de la República maneja la política exterior del país como ha dicho Toledo, lo debe hacer en concordancia con los intereses del país y no en función de sus intereses o compromisos personales. Ollanta Humala le debe una factura al régimen chavista. Ollanta Humala a pesar de que el Perú sufrió el embate del abuso del poder, del autoritarismo y del fraude electoral, se encuentra atado de manos frente a los gobernantes llaneros; no puede reivindicar los valores y los principios democráticos porque además de estar hipotecado a Chávez y a sus herederos, en su fuero interno encarna ideológicamente este chavismo trasnochado que el estado peruano no debe avalar, pero que en coro aplauden igualmente los países de UNASUR, por la misma afinidad ideológica de Humala o por los mismos conceptos de las facturas en giro.
Como no hay oposición, como la mayoría de parlamentarios defienden sus propios intereses, Toledo jugo sus propias cartas, ante la ausencia de muchos parlamentarios y la abstención de los de otras bancadas, salvo el voto principista del PPC y de los fujimoristas.
Este chavismo sin Chávez habrá que ver como evoluciona, de la misma manera que habrá que ver como se conduce la oposición venezolana. El muerto manda en Venezuela y el quid del asunto es que los vivos estén políticamente muertos......pero yo no creo que sea muy pronto.