Estos textos no tienen la pretensión de ser es un artículo periodístico, no pretenden ser un ensayo o una crítica literaria. Se trata de hablar, de escribir, de reseñar a CESAR CALVO (Lima 1940-2000) mi poeta favorito, el poeta que me enseño el sendero que va guiando ese bastón de ciego, con el que es posible seguir el camino pero que no es posible verlo, ese bastón de ciego del que hablan sus versos y que inspiro uno de los artículos que mas quiero y que se publico en EL UNIVERSAL de México en un hoy ya lejano 1987.

Era verano de 1977 y yo amaba a Silvia, mi compañera de adolescencia y de la universidad, con quien todos los días cumplíamos el ritual de caminar desde el Hotel Sheraton hasta la Av. Angamos descubriendo el mundo, tratando de mirar en el fondo de nosotros mismos, proyectando un futuro que nunca llegó; cuestionando todo y de todo con un cigarro entre los dedos. En mi caso fue el sentimiento del amor el que me llevo a escribir poesía, a comenzar a leerla. El Instituto Nacional de Cultura quedaba donde hoy se ubica el Tribunal Constitucional y en el frontis estaba la librería. En ese pequeño local donde destacaba la reproducción del MERCURIO PERUANO que editara la editorial del INC y que años después vendí a buen precio; me llamó la atención un libro verde (que dicho sea de paso es también el color que más me gusta) de poco más de cuarto de página de papel bond: PEDESTAL PARA NADIE; al hojearlo me hizo sonreír un texto de la conferencia que diera Calvo en el Instituto Italiano de Cultura en 1974, conferencia que se inserta en el libro y en la que Calvo dice que, se escribe un poema para que nuestra tía más querida pueda decir a todos que tiene un sobrino que escribe un poema, una afirmación que me hacia recordar a mi querida tía Rosa -que cosía lencería fina. Una tarde, salude en la calle con el mote de "Hola Suegra" a una cliente suya, que caminaba con su hija, sin saber que horas después me encontraría a la Señora y a la hija, en la casa de la tía y que esta me presentaría muy efusivamente como su sobrino que escribía poesía: No me quedo otra cosa que mover la cabeza, que expresar que "ya las conocía" y reafirmarle en su cara a la doña que tenía una hija muy guapa, la que simplemente sonrió ruborizada.
Calvo fue desde entonces, desde que descubrí su poesía, mi maestro, el personaje que me enseño a desarrollar ese deseo de comunicación constante sin más pretensión que dar testimonio de lo que se siente o de lo que se piensa; el poeta que me enseño a través de su habilidad para modelar las palabras a recrear la realidad, a tratar de hacerla mágica, a anudar estéticamente emociones y sentimientos, al abrigo de la creatividad y del amor; César Calvo fue el poeta que me deslumbro con su ritmo, con esa fuerza epistolar en la que la que resalta la naturalidad y la sencillez que va cincelando el arte poético. A propósito del día del padre, me pareció monumental y deslumbrante el poema
MI PADRE LLEGO AYER
Mi padre llegó ayer. Ha parecido
una partida más este regreso.
A mi llanto he subido para verlo
perderse por la cuesta más honda.
Que ganas de decirle que estuvimos
esperando sus pasos
para seguir muriendo
Que ganas de que nada, que sus cartas
nunca escritas
nos llegaron sin falta
Pero la casa
calla.
Y todos caminamos
de puntillas, para no despertarla.
MI padre llegó ayer. No sé quien baja
a media asta los días de febrero.
Mi padre llegó ayer.
Y está más lejos.
César Calvo era amigo y compañero de generación de Javier Heraud (compartieron el Premio Nacional de Poesía en 1960) con él escribió en 1961 ENSAYO A DOS VOCES, un texto que es según Antonio Cisneros un hermoso documento de amor a la poesía: Es necesario volver una vez más/ a la noche que nunca conocimos/ a los ríos que siempre se negaron: es naufragio/ es el último navío. La poesíade Calvo puede pasar de la ironía del poema LOS UTENSILIOS PROPICIOS: Un árbol inocente, alguna cuerda; a la musicalidad del CANCIONERO: Esta historia es una historia/ que ni yo mismo recuerdo/ Él se llamaba Rosendo/ ella tenía ojos lentos. Aunque también es cierto señalar que se cayo de cara con un poema a Juan Velazco Alvarado: Los ojos de Juan. Particularmente yo me quedo con POEMAS BAJO TIERRA escrito en 1960 y que creo que lo presento en sociedad como una de las voces más importantes de la generación del sesenta.
Debo confesar que me resistía a comprar esta re edición de PEDESTAL PARA NADIE (EDITORIAL MESA REDONDA) con pie de página del 2010, pero que apareció el año pasado. No me gustaba la caratula, poco estética y fea para mi gusto, hasta que quebrando mis prejuicios, decidí esta semana regalarme el libro por el día del padre. La edición tiene un dossier gráfico y otros textos que enriquecen la edición. En ese dossier gráfico, aparecen fotos de Calvo con Máximo Damian, "el Violín de Ishua" eximio violinista protegido de Arguedas y amigo de Calvo. Como Damian es mi vecino corrí a enseñarle sus fotos en el libro y después de ello no me quedo otra cosa que escribir sobre el poeta y sobre el libro. No me quedo otra cosa, que enseñarle a mis lectores mi bastón de ciego.
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