viernes, 20 de enero de 2023

N° 588 - ¿HEMOS FRACASADO COMO DEMOCRACIA?

MANIPULANDO  UNA AGENDA SOCIAL:



Este no es el país por el que terca y románticamente aposte vivir; no es el país en el que imagine envejecer y por eso me tranquiliza que este en la edad en la que la puerta de salida se  abre para encontrar respuestas a muchas cosas o para la otra posibilidad, que es la nada. Creo en ese escenario, que tenemos que reconocer que después de doscientos años de vida republicana, hemos fracasado como  democracia. No somos una nación, no tenemos un proyecto definido de nación, somos un país inviable, fracturado socialmente; dividido por nuestras contradicciones, por nuestros prejuicios y nuestras taras históricas. 

Somos también un país con  masas frustradas, resentidas por el olvido del Estado hacia sus justas expectativas. Un país con una precaria institucionalidad y una clase política deprimente, que a lo largo de su andar, en la búsqueda de progreso, de modernidad, de igualdad de oportunidades, no puede exhibir hechos -más allá de una política económica que redujo la pobreza, mantuvo la estabilidad económica-  pero  como no redujo la desigualdad, eso termina descalificando al sistema que representan, porque  no satisface a los cinturones de pobreza que rodean Lima y a los que se asientan -en mayor o menor grado- en el resto del país. Y por eso el sistema, solo termina exhibiendo, por las voces de su clase política, retorica e interpretaciones sin solución de una realidad que nos agobia. 

Lo que llamamos gobiernos, son desbordados por la corrupción, por la incapacidad; estos se deslegitiman rápidamente, pierden credibilidad y terminan desgastados y repudiados por una población que no sabe lo que es ser un ciudadano o construir ciudadanía. El gran problema de esta país es sin duda, la educación, la cultura. Una educación que se fue degradando y deteriorando con el tiempo; que perdió su componente ético, moral y civico; una educación que se olvido de que solo masas educadas pueden formar y conducir una nación y que termina capturada  por la ideología de la mediocridad, del oportunismo y del electoralismo, de la derecha bruta y achorada o  de la izquierda radical.

La elección de Pedro Castillo, fue el corcho que disparo el descontento popular; la válvula de escape al  rechazo del pueblo por quienes nos gobiernan, el "Mesías Prometido" de la destrucción que el sistema esperaba. Era la ilusión por un gobierno de "los de abajo", era la fantasía de "el cholito como tu"  de quienes repudiaban al sistema y a sus políticos. Ciertamente viniendo de la izquierda, no se esperaba una sofocracia, pero los peruanos divididos y confrontados entre Fujimori y Castillo, creyeron que sin cuadros y sin programa, el Profesor Chotano los iba a reivindicar. Y apostar por Castillo significo que no solo no  nos reivindicara, sino que materializo un gobierno corrupto, improvisado e incapaz,  que para mantenerse en el poder, se unió al MOVADEF y a sectores radicales, que siguiendo el modelo venezolano, buscaron una nueva constitución, introduciendo  un mensaje de odio, que  se confunde con las justas e históricas  reivindicaciones  populares, manipulando a  masas ignorantes para sembrar el caos. Castillo cae por su falta de talla, por su mediocridad e incapacidad, pero la red que sembró, esta allí y es aprovechada hoy por el MOVADEF, por sectores radicales y por la penosa izquierda representada en el congreso, que  de cara a una nueva elección, cree que puede en medio del caos, sacar provecho electoral del despelote..

Cierto es que las carencias y la agenda pendiente con los sectores más pobres y con el interior del país no son de ahora. Pero no hay dialogo ni solución posible para el adelanto de elecciones y para esa agenda, ante posiciones irreconciliables y que lo niegan. Es que aquí no hay vocación de dialogo, hay complejos adánicos, radicalización de posiciones e incapacidad para superar la polarización existente por intereses políticos. Y lo más triste es que no hay ni partidos políticos ni políticos con nivel de estadista, ya que lo único que les interesa a estos señores, es el poder, la figuración  y el dinero. Lo demás son cuentos. Por eso es que no hay acuerdos reales entre el Ejecutivo y el Legislativo, por eso es que los gobernadores regionales, son incapaces de apostar por la democracia y el desarrollo y caminan según sopla el viento. Esa diferencia entre protesta social y protesta política es la que no se sabe distinguir y por eso se defiende la propuesta ideológico-política -que destruye la propiedad publica y privada y se enfrenta al aparato del estado- como si fuera protesta social.

Uno de los modelos que tenemos como democracia, es el modelo chileno y en Chile la polarización existente entre socialistas y democristianos que llevo entre otros motivos al golpe de Pinochet, en 1973, se supero en base al dialogo democrático, a la buena voluntad y a la búsqueda de consensos,. En 1985 con diecinueve partidos más, socialistas y democristianos, firmaron el "Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia" que fue la base de la coalición "ALIANZA DEMOCRÁTICA", que no solo derroco a Pinochet en el Plebiscito de 1988, sino que gano las elecciones al año siguiente y se mantuvo en el poder por 20 años para terminar fracturándose por una "nueva izquierda" que nace de las protestas estudiantiles y de las demandas insatisfechas de la sociedad chilena. Pero esa es otra historia.

La falta de una inteligencia estratégica en el frente interno, por falta de recursos, por lenidad o por usarla para  temas políticos, ya que siempre dejamos temas pendientes de resolver como sociedad, es otra de las deficiencias de nuestra precaria institucionalidad. Tras la supuesta derrota de Sendero Luminoso (SL), se termina desactivando el GEIN,  se libera terroristas, se les indulta, se deja de hacerles seguimiento y  hoy se termina padeciendo al brazo político de SL, que es el MOVADEF., en un nuevo escenario. A tenor de lo anterior, ya es hora de recomponer la lucha contra el terrorismo en el plano estratégico y de inteligencia y mantenerlo institucionalmente.

Y frente a la violencia existente -que no es mayoritaria, sino focalizada, persistente, minoritaria y financiada- donde hay perdidas de vidas humanas , es necesario recordar que en democracia y concretamente en la política, el aparato del estado tiene el predominio de  del uso exclusivo de la fuerza, de la violencia para imponer el orden publico. En ese legítimo ejercicio del poder, un lugar especial ocupa el miedo, lo que la sociología contemporánea  a finales del siglo pasado, llamo "la cultura del miedo" , que es propia de diversos aspectos de la sociedad humana. Tenemos miedo a la muerte, al coronavirus, como se tuvo miedo a la gripe española, al Sida, tenemos miedo a la delincuencia, a la destrucción del mundo. En política desde la perspectiva de la lucha por el poder, de obtener el poder o mantenerlo, el sembrar el miedo es necesario y se justifica.

Los  puristas, los ascetas, los defensores a ultranza de los derechos humanos, justifican todo los desmanes, bajo la prevalencia de preservar la vida humana, olvidando que quienes causan el daño y la destrucción de la propiedad, sea esta pública o privada. Quienes se enfrentan a las fuerzas del orden, corren el riesgo de perder la vida, porque no tiene temor a enfrentarse a las fuerzas del orden, porque estuvieron en el lugar equivocado a la hora equivocada o porque finalmente buscan crear el mismo efecto que las fuerzas del orden: Sembrar el miedo. Los excesos deben investigarse y sancionarse pero en situaciones como estas muertos siempre hay, es parte de la historia social.

En esa dinámica la Sra. Dina Boluarte, que no da la talla, que se encontró con la Presidencia de la República, porque era la sucesión presidencial a Castillo -a pesar de que en menor grado tuvo el mismo discurso que Castillo y dijo que se iría con él- algo que no le perdonan sus "hermanos de izquierda" ignora que su breve mandato, es para mantener la paz social y el orden y llevar a cabo unas elecciones democráticas. El problema es que como todos los políticos vive del "que dirán" y le tiembla la mano no quiere sacar al ejercito, decretar el estado de sitio y permite que la PNP no responda proporcionalmente ni use la fuerza para defenderse y defender los aeropuertos o infraestructura vital para el país. El problema es que si renuncia Doña Dina, eso va a significar ahondar la crisis porque la sucesión que corresponde tampoco va a ser aceptada por los radicales en pugna y aquí no es problema de gustos sino del imperio de la ley.

Dramática la situación de la hora presente, que nos avergüenza y nos caricaturiza como país ante la sociedad global. Hemos vuelto con otras caretas y maquillando argumentos a los tiempos de Sendero Luminoso. Aquí hay indudablemente reivindicaciones históricas que termina subordinadas, manipuladas y utilizadas -en temas y en gentes- con un plan de  la izquierda radical, para sembrar el caos, desestabilizar la democracia, tumbarse al gobierno y tomar el poder. Ignorando claro esta, que la oportunidad la perdieron y despilfarraron con Pedro Castillo.