LAS NAVIDADES DE ANTAÑO:
Creo que la navidad es una fiesta familiar, la más familiar de las fiestas, donde lo que gira alrededor de ella, es el "amor y la paz", algo tan alejado de la vida de los peruanos hoy como nación. Una fiesta de la amistad, del intercambio de regalos. Si es con honestidad y franqueza o por protocolo, eso depende de las situaciones especificas.
Yo creo haber sido un niño afortunado, que nunca se creyó el cuento de "Papa Noel" y en Diciembre era una delicia ir a la Casa Oeschle de mis tiempos, por juguetes que para la época eran lo que se dice "bacanazos" y con los que jugábamos con Nano y con Chulín, mis primos hermanos, que llenaron el espacio de los hermanos contemporáneos que no tuve. Hoy que Nano ya no esta entre nosotros, solemos recordar con César -"Chulín"- esas época imborrables, que van desde ir de Pueblo Libre a Chorrillos a pie, con doce años a cuestas y un mapa de esos que había en la guía telefónica para orientarnos, a dejar un regalo que nos encomendó mi madre y gastarnos el dinero de la propina y del taxi de ida y vuelta, en dulces y gaseosas, haciendo chacota y media mientras descubríamos Lima. Era la misma jocosa travesía que hacíamos desde el José Diaz a la casa de los abuelos en Pueblo Libre, después de los tripletes de los 70s, a pesar de que mi padre nos cubría todos los gastos, taxis incluidos. La cosa era "conocer mundo", "reír" "joder". A esa edad creíamos retar a medio mundo y saberlo todo.
Yo no me acuerdo de las navidades en casa de mis abuelos. Si de las de mi casa, con las hermanas de mi madre y sus hijos. Era muy bonito, pero hoy es solo un recuerdo. Y en estas fiestas la pregunta se cae de madura a la hora de escribir estos textos ¿Han sido siempre las navidades así?. En los inicios de la República, el 24 era el día central pero las fiestas era todo el mes. Los textos de la época dicen que comenzaba la fiesta con la festividad de la Purísima Concepción el 07 de Diciembre; el día 13 era la fiesta de Santa Lucía donde se siembran los triguitos que son comunes en los nacimientos hasta nuestros días, el 24 y el 25 de Diciembre era la festividad central. Ricardo Palma cuenta que en la Plaza de Armas e vendía dulces, flores licores, juguetes. Es fácil recordar ese Palacio de Gobierno con tiendas en la entrada para recrear las escenas que describo, que terminaban con la "Misa de Gallo", que era a las doce y a la que las mujeres iban con mantilla y escuchaban en latín. Yo recuerdo alguna vez esperar de niño que mis padres llegaran de esa misa. El 28 de Diciembre se festejaba el "Día de los Santos Inocentes", fecha en que en 1940 se casaron mis padres y en la que nació mi hijo Ramiro. Ese día nosotros celebramos el "Día de la Familia Mansilla" y cantamos nuestro himno. Yo le dije a mi padre que una familia es como un país y tengo por eso mi himno, mi bandera, mi escudo y una especie de museo familiar que espero que mis tataranietos conserven, si se les enseña el valor de ese tipo de cosas.
Si con Don Nicolás de Piérola en el poder tras la Guerra Civil de 1895, la navidad se europeíza, es con Don Augusto B. Leguía que las fiestas tienen una marcada influencia norteamericana. Es allí cuando fabricamos un invierno estival en el calor del verano, la nieve, el pino y un Santa Claus metiéndose por Chimeneas casi inexistentes en Lima por lo menos. En esa celebración a la usanza gringa, incluimos la cena con el chocolate caliente de origen español, el "Panetón de Milán" de los migrantes italianos, que la familia D'Onofrio y Motta industrializan en el Siglo XX; y allí esta el pavo que es un habito de consumo que importamos de la Acción de Gracias norteamericana, al que lo servimos con el arroz que los chinos nos enseñaron a consumir en grandes cantidades, a punto tal que "peruano que no come arroz no es peruano".
En España, antes que se descubriera américa y durante la época colonial, se comía asado o adobo de cerdo o de res, se bebía sidra o aguardiente, pisco para mayor dato. Es a partir de esa influencia morisca, de origen árabe, que se introdujo la comida ácida en la dieta de la península, esto es con vinagre, que llegó hasta América y que tanto le gusta usar a la familia de mi mujer y en especial Doña Dina, su madre - que no es Dina Boluarte sino Baldeón- que vive en Ica y a quien espero con mucho cariño, tener en casa para fin de año, dejando constancia que en los veintisiete años que la conozco, solo le vi usar la escoba para barrer.
Es en el Siglo XVI cuando desde Estados Unidos o México se introduce el pavo en España pero no tiene mucha aceptación. En la época colonial, la navidad se circunscribía al 24 de diciembre e incluía las "Colaciones" un nombre ya perdido en el imaginario popular y del que escuche hablar a mi Tía Abuela Rosa Cornibel, hermana de mi abuela, a quien "le sacaba el jugo" preguntándole sobre la Lima de su niñez cuando venía a casa, a falta de "mayores informantes". En realidad su apellido de mi abuela y de su hermana, era Cornibert, mi bisabuelo era un francés, Amadeo Cornibert, que quien sabe porque, se cambio de apellido y se quedo en el Perú...pero esa es otra historia, de la que tengo varias hipótesis, algunas historias y alguna información por recoger porque fue fundador de la Bomba Francia N° 1.
Las Colaciones, era una fiesta de dulces, panes, mazapán y frutas en almíbar. En esa época en medio de estas fiestas populares había un hombre caritativo, de dinero de apellido Barchillón, que en la navidad repartía en barrios pobres, hospitales y plazas de la época, alimentos y chicha morada. Su apellido se inmortalizo en el lenguaje popular como "barchilón" que es como hoy llamamos a los auxiliares de hospitales.
Nuestro tradicionales pesebres fueron introducidos por los franciscanos en la colonia, porque fue San Francisco de Asís el que creo esa manera de inmortalizar en figuritas el nacimiento de Jesús. Fueron también los franciscanos los que introdujeron las piñatas en los virreinatos de Perú y México, este ultimo país donde anclo para quedarse. La costumbre tiene su origen en China desde donde Marco Polo la llevo a Europa. Al final, aquí están mis recuerdos, un poco de historia, una fiesta religiosa que se convirtió en una fiesta comercial. Y aunque realmente no soy de los que les guste mucho esta fiesta. Es mi manera de decirles ¡Feliz Navidad!