martes, 19 de febrero de 2019

N° 490 - NUESTROS POLITICOS

SOBRE HOMENAJES, CONDECORACIONES, HÉROES Y TUMBAS:



El pasado 16 de febrero falleció en Lima, el Ing. Juan Inchaustegui Vargas, ex Ministro de Fernando Belaunde, ex Senador de la República y destacado  dirigente del partido ACCIÓN POPULAR. Como toda muerte, su deceso es lamentable, sobre todo porque se trata de un técnico calificado, de un politico correcto, de esos que son ya una especie en extinción, si se mira los especímenes que tenemos como dirigentes políticos o como congresistas de una república que cada vez se parece más a una republiqueta.

Al Ingeniero Inchaustegui le hicieron un homenaje en el Congreso de la República y es ese homenaje, el que me hizo pensar en el tema y  volver a escribir después de estar metido en mi oficio de "pica pleitos"  por más de un mes, sin apelar a mi grato oficio de escribidor. 

Hace rato que los homenajes, las condecoraciones y los reconocimientos públicos en el Perú, tienen que tener una regulación que sea lo más exigente posible, porque no se puede otorgar reconocimientos, condecoraciones u homenajes a quien con méritos personales o no; no hace nada extraordinario por la nación. No hace otra cosa que cumplir con la función  pública; con su deber para con un gobierno o el Estado, servicios por los que dicho sea de paso, cobra un buen dinero como retribución y tiene una serie de gollorias.

En la sociedad norteamericana por ejemplo, las condecoraciones militares o civiles federales tienen una serie de requisitos, son muy exigentes  y no son entregadas por cualquier motivo. En el Perú, el Sr. Carlos Torres y Torres Lara, fue Ministro de Trabajo y Primer Ministro de Fujimori, no hizo nada extraordinario como político ni como hombre de Estado, enfermo de cáncer, murió y hoy lleva su nombre una Sala del Congreso de la República ignorando verdaderos hombres de Estado o de aporte significativo  a nuestra precaria institucionalidad, más allá del protagonismo -ya venido a menos- de su agrupación en la politica peruana, lo que hizo levantar un falso icono político, que la población no reconoce y solo sirve para el autobombo del fujimorismo.

El distinguido jurista peruano Dr. César Hinostroza fue condecorado por la Marina de Guerra del Perú, con la "Gran Cruz al Mérito Naval" por quien sabe que "servicios distinguidos" condecoración ya retirada ante el escándalo de su actuación pública, que no tendría que haberse retirado, si es que realmente Hinostroza merecía la condecoración. Y así como este "distinguido" personaje del foro nacional, hay una serie de burócratas que pasan por la administración publica y son condecorados por hacer su chamba, cosa que le quita brillo a una condecoración que debe ser por servicios realmente distinguidos. 

En  agosto del 2017 el Asesor Principal de la bancada de ACCIÓN POPULAR y brazo derecho de Alfredo Barnechea, Don Ibo Urbiola, uso los resortes del poder que le da el cargo, para promover a través del congresista  Richard Arce, Congresista por Apurimac,  un homenaje a su padre el Prefecto aprista de Apurimac, Gilbert Urbiola Valer, cobardemente asesinado por el terrorismo. En éste caso el asesinato del prefecto de Apurimac es repudiable, porque murió éste, su hijo de doce años y gente inocente. Se trata indudablemente de un mártir de la democracia, pero hay que rechazar la forma como se llego al homenaje; el que se usen las ventajas del poder para que un hijo, asesor principal de una bancada con representación en  el Congreso, homenajee a su padre. La situación resulta "singular" cuando en su discurso  el Congresista Richard Arce dice "no conocer al detalle la situación", se refiere de manera general e icónica al asesinato y lo que representapero impulsa un homenaje por el que por su organización se "pasa por caja" en el Congreso. Y así se usa el Congreso de la República para actividades diversas sin mayor trascendencia que "organizan" los congresistas y  que terminamos solventando los contribuyentes con nuestros impuestos.

En un país de héroes anónimos, de policías y militares que dan la vida por la patria, dejando familias en el desamparo económico y sin mayor reconocimiento que la Marcha Fúnebre Moran, con la que los llevan a la última morada, este tipo de eventos que comentamos tiene que rechazarse y regularse de manera sobria e institucional. 

El que nuestra clase política, tan desprestigiada y tan venida a menos, conjugue el verbo condecorar u homenajear, para levantar iconos en los que el ciudadano común y corriente no cree o el que realice entre sus cuatro paredes, homenajes póstumos a determinadas ejecutorias, para darle una relevancia  que finalmente ni calan ni llenan en el pueblo, porque se pierden en la mediocridad con la que como "clase política" le dan la espalda a la sociedad a la que se deben porque lo que priman son sus intereses particulares; es algo que tiene que cambiar.  

Urge  insistimos, reglamentar el otorgamiento de condecoraciones y homenajes de instituciones del Estado. Ese tipo de reconocimientos tiene que ser bastante riguroso y no para el uso, el usufructo, el abuso, el autobombo  o la pirotecnia  del poder. Con un poco de ironía y algo  de humor negro escribía yo en un post, que a éste paso no seria raro que a Moisés Mamani le terminen haciendo un homenaje póstumo cuando esa mano zasss deje de moverse en éste mundo. Y lo anterior bajo el argumento que "él salvo a la patria".