MÁS ALLÁ DE LO POLÍTICO Y DE LAS REIVINDICACIONES:
Todos los días paso por la Plaza San Martín y debo confesar que como muchos otros temas, pensé que la huelga se iba a solucionar y que mi trabajo como abogado -que no me ha permitido todo este mes sentarme a escribir en este espacio que es parte de mi vida- haría que el conflicto y mis ideas sobre él, se me escurrieran entre los dedos. Lo real es que la Plaza San Martín sigue con miles de profesores en sus loza y en sus jardines, que "la huelga continúa" y que aquí estoy finalmente para escribir lo que pienso.
Creo que es una perogrullada decir que la conflictividad social es un problema sin solución para el Estado Peruano, para los sucesivos gobiernos desde los ochenta y para una clase política -que con honrosas excepciones- es bastante mediocre, con el añadido que no hay partidos políticos. Creo que la conflictividad social hay que verla desde la perspectiva de una sociedad carente de ciudadanos y sin conciencia de lo que representa el concepto de ciudadanía. Creo también que el conflicto hay que analizarlo desde lo que implica la educación en un mundo globalizado y desde la perspectiva del poder y de las relaciones de dominación-subordinación sin necesariamente recalar en los viejos dogmas marxistas.
Creo finalmente a todo lo anterior, que esta es una problemática que obliga a repensar un país sin ideas, donde el poder se toma pero no se ejerce en beneficio de las mayorías. Tenemos profesores, tenemos trabajadores de la educación, queridos, respetados por lo que representan en nuestras vidas, pero muy pocos maestros. La necesidad, el maltrato, la postergación y el bolsillo, le han ganado al apostolado de la educación, eso es comprensible, pero toda sociedad se debe sustentar también en paradigmas, en la ilusión, en el sacrificio y el compromiso con el bien común que se ha perdido, en un país donde el mercantilismo y el beneficio personal se llama fariseicamente "emprendedurismo". Y donde quienes ejercen el poder y deberían dar el ejemplo están desacreditados porque solo lo usan en beneficio propio; lo que hace que estén latentes la frustración, el radicalismo, la violencia y la manipulación que cierra el círculo porque termina buscando satisfacer intereses de tipo político.
Creo finalmente a todo lo anterior, que esta es una problemática que obliga a repensar un país sin ideas, donde el poder se toma pero no se ejerce en beneficio de las mayorías. Tenemos profesores, tenemos trabajadores de la educación, queridos, respetados por lo que representan en nuestras vidas, pero muy pocos maestros. La necesidad, el maltrato, la postergación y el bolsillo, le han ganado al apostolado de la educación, eso es comprensible, pero toda sociedad se debe sustentar también en paradigmas, en la ilusión, en el sacrificio y el compromiso con el bien común que se ha perdido, en un país donde el mercantilismo y el beneficio personal se llama fariseicamente "emprendedurismo". Y donde quienes ejercen el poder y deberían dar el ejemplo están desacreditados porque solo lo usan en beneficio propio; lo que hace que estén latentes la frustración, el radicalismo, la violencia y la manipulación que cierra el círculo porque termina buscando satisfacer intereses de tipo político.
Es indudable que los reclamos magisteriales son justos, pero no es menos cierto y real que así como hay derechos hay obligaciones, que hay una conciencia y una responsabilidad ciudadana frente a los altos intereses de la nación. Y digo lo anterior, porque insistiendo en señalar las justas demandas laborales, no es menos cierto que el gobierno ha hecho una serie de mejoras en ingresos y derechos de los profesores y que pedir más en ésta hora, como el incremento del presupuesto en educación a un 6%, es un absurdo, porque lo que debe incrementarse es la presión tributaria que haga que ese porcentaje que se da hoy, signifique una mayor cantidad de dinero.
Yo creo que la educación que se imparte hoy en el país es de mala calidad, que la educación privada no es mejor -solo es mejor la de la clase llamada "A"- porque si antes había una marcada diferencia entre la educación pública y la educación privada, hoy hay colegios privados para gente de clases sociales altas, medias y bajas.Y estas dos últimas, en la mayoría de los casos, tienen tantas deficiencias como la escuela pública y son negocios bajo la apariencia que la educación privada es mejor que la pública.
En un país en el que para nuestras élites políticas, lo que interesa es simplemente el poder, ganar la elección y después ya se verá; porque no tienen cuadros, ni técnicos ni propuestas, ni partidos; lo que sufrimos es un Congreso y una oposición, donde prima la crítica; el punto común; el figurettismo ante un gobierno débil y arrinconado. Lo que no hay es la propuesta, la alternativa, la visión de largo plazo; la conciencia de que como decía el maestro Luis Alberto Sánchez "Educar es nutrir" .
En un país en el que para nuestras élites políticas, lo que interesa es simplemente el poder, ganar la elección y después ya se verá; porque no tienen cuadros, ni técnicos ni propuestas, ni partidos; lo que sufrimos es un Congreso y una oposición, donde prima la crítica; el punto común; el figurettismo ante un gobierno débil y arrinconado. Lo que no hay es la propuesta, la alternativa, la visión de largo plazo; la conciencia de que como decía el maestro Luis Alberto Sánchez "Educar es nutrir" .
Políticamente desde una perspectiva de dominación- subordinación, lo que interesa de cara a la realidad que nos corroe, es mantener masas ignorantes, sin mayores conocimientos ni cultura cívica o política; gentes embobadas por falsos iconos de éxito, cautivadas por los "Chicos realitys", por políticos que los engañen y le arranquen un voto en función de promesas incumplidas, de clientelismo y de demagogia barata. Una "cultura del cartón" que fabrica profesionales, "magisters" o "doctores" en ciento cuarenta universidades sin mayor calidad educativa en la gran mayoría de ellas.
El sociólogo francés Pierre Bordieu (1) es uno de los que más ha trabajado el tema de demostrar que una realidad educativa con grandes diferencias de calidad, antes que afianzar principios democráticos de igualdad, termina beneficiando a sectores socioculturales más altos, porque la lógica del sistema es perpetuar la desigualdad social , pero no entendiendola desde los parámetros de la ideología marxista. Bordieu habla de un espacio social donde conviven distintas formas de capital: El capital económico, dinero, bienes, tierras. El capital social constituido por contactos, amigos y el capital cultural, titulos academicos, gusto por el arte.
Para Bordieu las clases sociales no se explican solo por el proceso de producción o el nivel educativo.Las clases sociales surgen a partir de una red de relaciones con el mundo exterior o con la forma de vivir que el llama "campos"; algo que tiene que ver con hechos como desde dónde se estudia, se vacaciona, se vive o se frecuenta; hasta afinidades de diverso tipo. Estos campos dice Bordieu son dinámicos, jerarquizados y están relacionados con formas de poder.
Con una educación que reproduce las desigualdades sociales sobre todo en el campo, es decir en lo que se constituye como educación rural; con un profesorado que cada vez se va a ir reduciendo en la perspectiva del tiempo, porque la gente ya no ingresa a la carrera magisterial, pues no ve la carrera con una perspectiva de realización o de subsistencia porque es una profesión mal pagada. Sin un profesor capacitado en el verdadero sentido del término, pues si no se define que es y como capacitar, se corre el riesgo que ésta se vea solo como un "pasar el examen". La vieja frase de que "algo cambie para que todo siga igual" está más vigente que nunca.
Con esto de las evaluaciones, hay que crear conciencia de su necesidad y su funcionabilidad, para evitar una "meritocracia" de formas pero no de fondo. Poco es a lo que podemos aspirar desde la perspectiva de futuro, de igualdad y de progreso o de una mejora significativa de la educación en el Perú -no solo entendida como conocimiento sino como ciudadanía, como cultura cívica y política- si nos quedamos en capacitar profesores o trabajadores de la educación, sin formar maestros. Eso es otra cosa.
Con esto de las evaluaciones, hay que crear conciencia de su necesidad y su funcionabilidad, para evitar una "meritocracia" de formas pero no de fondo. Poco es a lo que podemos aspirar desde la perspectiva de futuro, de igualdad y de progreso o de una mejora significativa de la educación en el Perú -no solo entendida como conocimiento sino como ciudadanía, como cultura cívica y política- si nos quedamos en capacitar profesores o trabajadores de la educación, sin formar maestros. Eso es otra cosa.
Si la educación es mala, es porque de alguna manera impone la cultura de la clase dominante como decía Bordieu. A comparación de la educación que recibí en mi época escolar, la de hoy es para llorar si se hace un pequeño examen a los jóvenes sobre diversos temas. Es un problema que tiene que ver con el valor de los contenidos, con hábitos y patrones culturales. En el Perú las cosas se arreglan solas y la calle es dura. Esta huelga va a pasar, pero va a subsistir el problema de la educación en el Perú. No me cabe la menor duda.
(1) Pierre Bordieu, Francia (1930-2002).