sábado, 24 de septiembre de 2016

N° 434 - ¡CHINGA SU MADRE.......LLEGUE A LOS SESENTA!

......SOY UN "JOVEN ADULTO MAYOR".....



23 de Septiembre del 2016. mi bitácora de vuelo me dice que estoy cumpliendo sesenta años. Yo no se donde están todos esos años -sigo siendo en mi interior ese muchacho irreverente que se prometió a si mismo no ser "bombero" a los sesenta-  tengo una próstata que funciona a las mil maravillas y  la "cancha y la concha" que había que tener para rodar por el mundo como me dijo mi padre. Y es por eso que en un día como hoy, necesito mirar dentro de mi para encontrarme conmigo mismo y saborear lo más preciado que tiene el ser humano: la vida. Mi vida. El recuerdo de todos estos años con la gente  que ame y que amo, con las personas que me dieron su amistad y que aprecio;  y hasta con la gente con la que me he tenido que enfrentar quijotescamente defendiendo mis ideas o eso que llaman valores y principios y que siento que se están perdiendo día a día, por el pragmatismo, por el afán de poseer y por  la banalidad. 

Mi vida esta marcada por los recuerdos de mi infancia en Pueblo Libre, en la vieja casa de los abuelos que ya no existe, con el Nano y con el Chulín, mis primos hermanos. Con quienes realizamos "la hazaña" -según nosotros- de unir Pueblo Libre con Chorrillos a pie, con un mapa de la guía telefónica de por medio; mientras que nos gastábamos -en chocolates, gaseosas y en la sana joda de reglamento entre nosotros- los taxis de ida y vuelta para dejar un regalo de matrimonio. 

Mi vida esta marcada por mi vida universitaria cuando comenze realmente a ser libre y feliz, porque nunca me gusto el colegio ni las matemáticas y sacaba diez cursos jalados de once materias en lista y me disputaba  orgullosamente el mérito de ser el último de la clase, algo que venía precedido de la reputación que me daba el que me chuparan dos años y que terminara el colegio a los 19 años. Eran indudablemente otros tiempos. Tiempos de ingenuidad, de sana ingenuidad diria candorosamente hoy; en los que no se sabía de los efectos nocivos del cigarro y por eso yo comenze a fumar a los doce años -algo de lo que me arrepiento- arropado por el placer de sentirte mayor con un cigarro entre los dedos. Si miro atrás no puedo negar que he sido feliz. Incluyendo esa escuela de la adversidad, que me hizo ser un experto  "corredor de olas"  trepando  esa tabla imaginaria que te da la imaginación, la constancia, los deseos y el enfrentar siempre de pie  las suertes en la vida. Una tabla imaginaria que hoy guardo con cariño en un rincón de mis sentimientos y de mi memoria.

En la experiencia adquirida en todos estos años, creo que la posibilidad de ser un hombre libre en el más amplio sentido de la palabra ha marcado mi vida. Esa libertad es la que permitió que haya estado  siempre cerca de los hijos de mi mujer -que también son mis hijos, pero que prefiero llamarlos "compañeros de viaje"- que ejerciendo una profesión noble y liberal como la abogacía, desde mi modesto posición de abogado del pueblo, busque el ideal del derecho y la justicia; que haya podido enfrentar y enfrente aun hoy quijotescamente a "gigantes" que terminan siendo solo "molinos de viento". Que movido por la pluma y por ese deseo de comunicación constante, pueda ejercer mi oficio de escribidor, con el que pude vivir en el extranjero y que ejerzo a placer desde mi modesta trinchera, porque el abogado que hay en mi, financia al escritor que también hay en mí; aunque a veces no haya  mucho tiempo para sentarse a anudar ideas y a cincelar las palabras. 

A estas alturas de mi vida, a lo único que aspiro es a seguir siendo simplemente "yo". A vivir lo que resta de vida con la misma intensidad que lo he hecho hasta ahora, no siendo indiferente frente a lo que considero arbitrario. Acostumbrado a llamar las cosas por su nombre, creo que es difícil que cambie; como no va a cambiar mi entusiasmo por esperar a la "Catrina"  que espero me de el tiempo suficiente para disfrutar lo que más pueda de este mundo. En el tercio final de mi vida -como en los toros- espero no aquerenciarme en las tablas a la hora de la suerte final y  llegar con buen recorrido con potencia y teniendo buen recorrido con el capote. Lo bueno de llegar a ser  un "joven"  adulto mayor es que ya no voy a necesitar hacerme el cojo para no hacer cola en el Banco de la Nación. Bastara enseñar mi DNI.